lunes, 27 de abril de 2015

Pasos en una casa vacía - Taller poético de Abril

Este sábado, 26 de abril, realizamos nuestro Taller poético de Abril. Cada Taller poético es un taller abierto, una ronda, donde conocer a un poeta a través de uno de sus libros. Así en cada encuentro leemos, y escribimos, en voz alta.
En este Taller leímos Sombra de la palabra (1994) de Cristina Villanueva.










martes, 21 de abril de 2015

Niños ante un poema. Una escena para las prácticas pedagógicas vueltas jardín - Por Kevin Jones



La escena transcurre durante la mañana en la Escuela Gaspar Benavento. En el centro de la ronda, un afiche. En el medio de ese papel, un poema. Dejamos que todos se acomoden. Los que ya se sentaron no nos miran a nosotros, sino a la escritura en fibra que ocupa el centro del afiche.
Cuando todos ya estén en sus sitios igual esperamos. El silencio resulta una manera de pedirnos que hablemos. Somos nosotros los que hemos venido de fuera, los extranjeros en esta escuela. Por lo tanto se espera que hablemos, que nos excusemos de alguna manera.
      Sin embargo, devolvemos la palabra hecha pregunta. ¿Qué es eso que está ahí? Los chicos entienden el juego al instante y comenzamos la charla.

                Leemos rápidamente una vez. Decimos las palabras en voz fuerte, marcándolas, haciendo que se toquen entre sí las vocales que se deban tocar.

Canto VI

Brumas de inesperados amaneceres
para la isla de tu secreto pálido.
Oh corazón de agua.
Oh lirio ceniciento.
Para las tristes grietas
de tu sueño de estatua,
un collar de reluciente rocío
la mañana inaugura,
y la luz es polvo de oro
derramado en las flores.

Leemos otra vez. Despacio, deteniéndonos en cada verso, dejando un silencio antes de las palabras extrañas, de las metáforas raras. Decimos casi con sospecha ceniciento, sueño de estatua, collar de reluciente rocío. Dejamos que los chicos adivinen en nuestra voz las preguntas que vendrán.
                Coloreamos las palabras que nos llaman. Si hay una palabra demasiado dulce, coloreamos. Si hay una palabra que creamos es el centro del poema, coloreamos. Hablamos sobre lo que puedan significar. Nos ayudamos entre todos a entender los significados de palabras que no entendemos. Visualizan un lirio quienes aún no lo han visto; recuerdan el rocío quienes lo han mirado de mañana camino a la escuela.
                Con ese avío de palabras comenzamos a pasar verso por verso. Si amanece cada día, ¿por qué puede ser inesperado el amanecer? ¿Puede el secreto ser una isla? ¿O es que, nos dice un niño, hay un secreto en el secreto? ¿Cómo es una isla? ¿Cómo sería entonces una isla hecha de secretos? ¿Por qué llevaríamos un secreto a una isla? ¿Cómo puede ser ceniciento un lirio? ¿Tiene algo que ver con La cenicienta? ¿Será porque es un lirio quemado?, nos dicen de un costado. ¿Cómo se puede tener un sueño de estatua? ¿Por qué tiene grietas ese sueño? Si el rocío es como gotas de agua por caerse, ¿cómo puede hacer la mañana un collar de rocío? Un collar imposible, grita una niña.
                Hemos estado durante toda una hora de la clase del sexto grado en la mañana de la Benavento. Leemos el nombre de la autora que algunos ya se habían aprendido para decirlo en el momento justo. Beatriz Vallejos.
                Dar tiempo delante del poema a un niño es darle tiempo a que se tranquilice en su presencia, que acepte sus nuevos pactos, que se familiarice con su forma de irrumpir en una lengua que hasta hace instantes parecía tan sencilla, sin matices ni pliegues. Una lengua que era suya, y el poema le ha arrebatado y devuelto extraña. Que se familiarice un poco nomás: habrá algo indómito en el poema que siempre estará a oscuras.
                Quisiera detenerme en esta práctica despojada, para que reflexionemos sobre ella en estos días que a eso nos convocan. ¿Cuántas cosas hay allí superpuestas?


                Habría en principio una complicidad compleja. En primer lugar la de las personas que preparamos el Taller (en esa ronda hay cuatro talleristas). Desde una preparación que se vuelve de repente silencio para oír entre líneas lo que los niños dicen. Preparación que es condición de esa escucha, que nos hace atender, y que hace que el acontecimiento suceda justamente porque el mediador está presto a darle sitio cuando despunta.
Pero, también, la complicidad con la docente y la bibliotecaria que sostienen la escena. Allí está Graciela, a quien conocimos una tarde que liberamos libros en la Plaza Sáenz Peña de Paraná. Esa tarde leímos poemas de Alfaro y hablamos sobre él en una charla que dio pie a que nos invitara a visitar su escuela. Graciela es la Bibliotecaria de la escuela, lo cual hace de ella una usina de consultas de los chicos que pululan por ese espacio cada recreo. Maravilla ver cómo las manos no le dan a basto en para recibir y dar libros que los mismos chicos sacan de los estantes. En aquella visita la escuela nos enamoró con su galería y patio y decidimos trabajar en ella. Por aquel entonces estábamos atravesados por las lecturas de Díaz Rönner, por su desafío de acarrear textos a la infancia desde otros lugares, comprometiéndonos con construir otros corpus.  Propusimos llevar textos que habían sido tradicionalmente destinados al mundo adulto.
Así construimos la tercer complicidad de esa mañana, con los chicos que entonces cursaban quinto grado, y junto a quienes leímos un fragmento de la novela La cama de Aurelia –la novela más hermosa jamás escrita en esta provincia-, donde Aurelia Campodonico es llamada a ver el jardín por su madrina. Dibujamos aquel jardín esa mañana en un episodio que fue el puntapié inicial para el proyecto que cobija la mañana que estamos juntos recordando esta tarde.
Junto a esas complicidades vueltas hospitalidad hay también un proyecto. Este taller, que se realiza durante toda una mañana en la Escuela, forma parte del dispositivo “Taller de poesía” que sostenemos dentro de la institución. El proyecto prevé una serie de encuentros mensuales, en los cuales se trabaja con los chicos sobre un corpus de textos literarios que vuelven sobre el espacio del jardín (como el caso del poema leído) ya sea para desde allí enunciar tanto una poética como una ética, o resguardar una memoria de la infancia. En cada taller llevamos un autor y una serie de textos tomados de un libro en particular de su obra. Recorremos junto a los chicos el tópico del jardín en esas escrituras y nos hacemos preguntas en torno a ello. Hace unas semanas, por ejemplo, llevamos La huerta azul (1949) de Reynaldo Ros y luego de sostener una conversación sobre aquel libro nos propusimos explorar individualmente cada uno alguna de esas prosas con tres hojas en la mano: una para dialogar con la escritura literaria de Ros, otra para escribir todas las preguntas que nos surgieran de allí y una última para usar a gusto en lo que reste, en lo que no tenga lugar en las otras dos. Demás está decir que esas hojas aún palpitan.
                A su vez, el proyecto se articula con una serie de instancias de escritura que se realizan entre la docente a cargo del grado, Claudia, y su Bibliotecaria, Graciela. En estos encuentros las niñas y niños eligen cada uno un jardín y elaboran una serie de operaciones sobre él: una descripción, el trazado de una cartografía así como una entrevista a la persona que cuida de ese jardín, a la persona que, a fin de cuentas, tiene un jardín.
                Todos estos materiales, se encontrarán con una serie de escrituras ensayísticas que son propiciadas en el Grupo de lectura Apuntes para un jardín que sostenemos dentro de nuestra Biblioteca. Las personas, adultos en este caso, que participan de este Grupo de lectura también deberán elegir un jardín, describirlo, cartografiarlo y entrevistar a quien lo posee. Quiero decir: también deberán jugar.
                Lo que más nos atrae de esta propuesta es que ni el corpus de textos trabajados, ni la manera de abordarlos cambian entre adultos y chicos. Las preguntas que nos formulamos sobre los textos son las mismas en uno y otro espacio.


                Aún así las complicidades y el proyecto no serían nada sin el poema, protagonista total de cuanto acontece. A la poesía de Beatriz Vallejos llegamos a través de la exhumación que de sus obras hicieron las editoriales Municipal de Rosario y Ediciones UNL, quienes en 2012 publicaron su Poesía reunida. En aquel entonces, los editores decidieron dejar fuera dos poemarios, los primeros que Vallejos publicara en su obra. Respetaban así un gesto que la propia autora realizara en 1980 con motivo de una publicación de sus poemas reunidos bajo el mismo título que se usó en 2012, El collar de arena.
                Esta decisión dio pie a que en 2014, la editorial rosarina Ivan Rosado publicara su primer libro de poemas, Alborada del canto (1946). Vallejos lo escribió en 1945, con solo veintidós años, y lo presentó a un concurso de la Biblioteca Mariano Moreno de su ciudad natal, Santa Fe, el cual ganó pudiendo publicarlo al año siguiente. Se trata a todas vistas de un libro feliz por el premio que le dio lugar, pero también por inaugurar una obra que atravesó de manera secreta e indeleble la poesía del litoral. De ese libro es el Canto VI que leemos con los chicos esa mañana. Un poema que durante más de sesenta años viajó por manos amigas a Vallejos, que desde otras complicidades le dieron lugar.  
                Esos libros llegaron a nosotros como una suerte de don que extraños nos hicieran editando, cuidando y dando a circular sus textos. Cuando los recibimos encontramos en ella una minúscula habla, que nos recordó a nuestras abuelas, pero también a Juanele, a algunas imágenes que nos acompañan cotidianamente.  Fue entonces que decidimos darle sitio en el Taller poético de nuestra Biblioteca. Así en Enero de este año nos juntamos a leer su poemario Horario corrido (1985), juntos y en voz alta, en un gesto que vamos repitiendo cada mes en nuestros Talleres poéticos que actualmente se hacen en una Plaza de Paraná.
                Vallejos fue la última en llegar a una lista de textos que veníamos juntando para armar el Grupo de lectura y el Taller en la Escuela Benavento. Allí pretendíamos reunir poemarios que hacían del espacio del jardín un espacio de escritura, que constituían su poética desde el jardín, leyendo lo que en él se expresa en términos de sintaxis, discurso, imagen. Elementos que el poema, como sucede en Diana Bellessi, busca desesperadamente imitar.
                He explicado la elección del poema, su marco vuelto proyecto de trabajo compartido, y también la elección de la institución que trabajamos. Pero tengo que ir más lejos para explicar esa mañana. Siento que no alcanza. Quizás a antes de que cayeran en nuestras manos los poemarios de Vallejos. Quizás a cuando decidí entrevistar a Teresa, una mujer poeta de mi pueblo, que escribió muchos poemas cortos, de noche, después de acostar a su familia. Que escribía, cuando tenía que hacerlo, esa es su expresión. Ella me dijo entonces que hay que tener un jardín para tener algo que mirar, que sino no es lo mismo. Que toda mujer sola tiene que tener un jardín me dijo Teresa en la cumbre de sus ochenta y pico, cuando le consultaba por sus poemas.
                Cuando le conté estas cosas a Milena, amiga e integrante de nuestra Biblioteca, recordamos los poemas de Arnaldo Calveyra que construyen guías para jardines, que pasean por los jardines viendo, más que recordando, Entre Ríos. Pensamos en los poemas de la Bellessi, en su poema “El jardín de los milagros”, donde el florecimiento de una magnolia se vuelve acto de justicia.

Florecerá, le aseguraba, el próximo
verano, ya verás, y hoy ha sido visto,
esta vez se unieron belleza y justicia
para ganarle juntas, las dos al tiempo

Pensábamos en cómo Milena podía reconocer en el habla que construye Diana Bellessi sus innumerables conversaciones con mujeres desconocidas sobre los colectivos, mujeres grandes a las que escucha hablar de su vida, de la vida, insistiendo en una conversación que no quiere apagarse. Pensábamos en la ignota y pequeña novela Las gotas de la noche (1955) de Roberto Beracochea que encontré en la tienda de libros usados del viejo Atman. Novela donde una niña descubre en las plantas que le regalan la certeza de que existe otra vida más allá de lo utilitario. O en la huerta azul en que dice Reynaldo Ros haber pasado su infancia, donde confluyen todos sus recuerdos y la memoria se textualiza en un jardín donde no solo hay fragmentos de personas, sino que también de canciones, viejos poemas y algunas leyendas. Libro al que llegamos por la insistencia de Lautaro en revisar las estanterías de la Biblioteca de la Escuela Hogar donde también sostenemos proyectos compartidos.
                Nos sucedió, quiero decir, que ante la afirmación de Teresa recordábamos textos, recordábamos la experiencia que al leerlos habíamos tenido. Supimos entonces que la idea del jardín como espacio poético se había vuelto en nosotros un corpus a ser mediado.


                Por aquella época veníamos pensando nuestra Biblioteca como un jardín. Esto debido a que en el espacio de Santos Domínguez, donde funcionaba hasta hace poco Barriletes, manteníamos nuestro Taller afuera, plantando malvones y regando una pequeña huerta. Allí los libros encontraban sitio, entendiendo que una Biblioteca debe ser el territorio donde encontrarse con los bordes del mundo, donde poder leer el mundo. Salir con los chicos a leer el Tilo que está afuera, decía Mirta Colangelo. Colangelo debe haber sabido que quizás los niños no habían tenido antes tiempo para mirar un árbol.
                Se agolpan los recuerdos al tratar de explicar una práctica pedagógica, de tratar de contar una mañana.
                 Fantasías de intervención llama Analía Gerbaudo, a estos deseos que se enuncian desde las prácticas pedagógicas, que se expresan en proyectos y programas, y que buscan desde su sitio intervenir sobre lo social desde la especificidad de quien porta un objeto al que denominamos literatura. Como estamos aquí en la primer jornada de esta “Semana de las prácticas pedagógicas” quise poder narrar los lugares desde donde viene este trabajo en particular. Ya que el motivo de que esté contando esto es justamente su carácter de excepción, y, sin embargo, al observar la manera que en que estos chicos se apropian de los textos que les llevamos –y que han sido en muchos casos escritos, editados y puestos a circular entre y para grandes-, no puedo dejar de preguntarme nuevamente por los motivos por los cuales estos textos no ingresan cotidianamente a la didáctica de la literatura dentro de la escuela primaria.
                Sigue sucediéndonos que muchas veces, a través de las censuras que el manual impone, para retomar las reflexiones barthesianas, la literatura termina quedando fuera de la escuela. A fuerza de moralismos, de psicologismos y de didactismos, como señalara Díaz Rönner al marcar las intrusiones en el campo de la literatura infantil.
                Por eso me gustaría aprovechar esta oportunidad para plantear el problema hacia dentro nuestro. Aquí el asunto no es cómo hacer que los chicos sean atraídos por la literatura, sino cómo hacer que nosotros nos atrevamos a llevarles literatura a los chicos. Literatura de veras, de la que produce cosas en nosotros. Literatura con la cual a nosotros nos pasen cosas.
¿Cuánto tiempo en nuestras semanas leemos? ¿Cuánto jugamos con canciones, regamos plantas, pintamos, o hacemos muecas con nuestros rostros? ¿Cuándo fue la última vez que recordamos versos, cuentos, nanas de hace tiempo? ¿Dejamos entrever a los chicos algo de eso? En estas preguntas quiero oír el eco de Laura Devetach quien nos enseñó como nadie que no hay manera más coherente y contundente de defender el espacio poético que habitarlo. En ese sentido, siento que fue natural para esta Biblioteca tejer un lazo entre el Grupo de lectura y la labor en la escuela, y llevar allí esos textos, ya que en ellos está depositado parte de nuestro deseo como lectores. Llevamos ante los chicos algo sobre lo que ignoramos gran parte, nos volvemos portadores de un objeto desconcertante y fascinante al que llamamos poema y desde allí tramitamos nuestra relación con el texto.
                Acarrear textos a ese edificio en construcción que es la literatura infantil, nos dejó dicho Díaz Rönner es siempre un acto de valentía. Dentro de nuestra Biblioteca, cada vez nos convencemos más de que si muchos textos del canon adulto no son dados a los más pequeños es por un cierto mecanismo de defensa de una lectura que se ha cristalizado. Entregar el poema al niño significa exponerlo a ser puesto en otro orden de cosas, a ser leído desde otros meridianos. Creo que los grandes tenemos miedo a que los niños nos digan que somos el emperador que va desnudo.
                Al momento de inscribir su nombre en esta presentación, pienso en la figura de Díaz Rönner quien tanto hizo para ayudarnos a pensar la literatura infantil en Argentina. Alguien que quiso definir siempre su tarea crítica e investigativa desde un lugar más bien íntimo, asumiéndose lectora. Es necesario quizás oírla de nuevo, gritárnoslo: “En anteriores ocasiones públicas me monté a una carabela, traficadora de la lengua, y/o me revelé como una contumaz adúltera, portadora de lecturas feroces y corruptibles, siempre con palabras diminutas pero terribles, dentro de escenarios en constantes gestiones de mudanza y de transformaciones: soy carabela, soy adúltera. Hoy lo sostengo todavía acaso con ampliada insolencia. Si no se entendió, he querido de decir en cada una de esas fingidas posturas que SOY UNA LECTORA”
                En ese gesto, parece hablarnos desde el sitio de quien ha enfrentado los miedos delante de un poema antes. Quien ya se ha tomado tiempo delante del texto, y ha oído transitar sus propios secretos por allí. Desde ese lugar nosotros desearíamos construir nuestras fantasías.
                Finalmente, no es menor que estas intervenciones se produzcan desde una Biblioteca comunitaria. Desde Barriletes, nos asumimos actores del canon en la esfera pública. Construir una comunidad de lectura implica encontrar sitio a nuestros deseos dentro de esa Biblioteca por-venir.
                Todas las reflexiones sobre el jardín como espacio poético, junto a las entrevistas, descripciones y cartografías que los niños harán serán recopiladas a fines de este año dentro de un libro. Así, durante el año se trabajará con ellos la idea del libro como eje y guía de los Talleres.
Por eso mismo, hace poco le decía a Mile, mientras leíamos Literatura/enseñanza de Barthes, que quería poner este párrafo como epígrafe a nuestro libro sobre el jardín: "(...) habría que dar a los niños la posibilidad de crear objetos completos (cosa que la tarea no puede ser) en una temporalidad larga. Habría que imaginar casi, que cada alumno va a hacer un libro y que se plantea todas las tareas necesarias para su realización. Sería bueno demorarse en la idea de objeto-maqueta, o de producción en un tiempo en que el producto no esté reificado todavía (...) El alumno debe convertirse, no digo en un individuo sino en un sujeto que dirige su deseo, su producción, su creación."
Sin embargo, ahora que pienso en los días que pasamos juntos quienes conformamos esta Biblioteca, creo que los que creamos el objeto somos nosotros. Nosotros quienes devenimos sujetos de deseo demorándonos cada día en (re)pensar nuestro objeto-maqueta que llamamos práctica pedagógica, que llamamos equipo, que llamamos Biblioteca. Al final, el jardín podemos ser nosotros.

 Kevin Jones
Biblioteca Esos otros mundos

 Este trabajo fue leído en el panel "Barriletes en la comunidad. Aprendizajes y desafíos" en el marco de la Semana de las prácticas pedagógicas organizadas por el Instituto de formación superior de Diamante el día 20 de abril de 2015.

Referencias

Barthes, Roland ( 1975 [1985]) “Literatura/enseñanza” en El grano de la voz. Siglo XXI.  México. Pp. 242-251

Derrida, Jacques (1991 [1995]) Dar (el) tiempo. 1era edición. Paidós. Barcelona. Traducción de Cristina de Peretti.

Devetach, Laura (2008) La construcción del camino lector. 1era edición. Comunicarte. Córdoba.

Díaz Rönner, María Adelia (1988 [2012]) Cara y cruz de la literatura infantil. 1era edición. Colección relecturas. Lugar editorial. Buenos Aires.
                                                               (2011) La aldea literaria de los niños. Problemas, ambigüedades, paradojas. Selección y prólogo de Gustavo Bombini. 1era edición. Comunicarte. Córdoba.

Gerbaudo, Analía (2013)  “Algunas categorías y preguntas para el aula de literatura.”  Álabe  7. [www. revistaalabe.com] (Última consulta: 18 de abril de 2015)



Hasta acá, hemos recorrido un largo viaje, muchachos - Por Lautaro Maidana

Para romper mi hielo, no puedo sino decir que se me entreviera todo al hablar sobre la praxis del Equipo de Mediación de Lectura. Por eso, en principio, me gustaría presentarnos. Somos un colectivo autogestionado para la intervención en espacios públicos y comunitarios; intervenciones en las cuales nos damos tiempo y lugar para mediar textos. Lo formamos, en general, estudiantes universitarios de Letras: Kevin Jones (Seguí), Lautaro Maidana (Paraná), Milena Frank (Crespo), Hernán Hirschfeld (Paraná) y Sofía Dolzani (Avellaneda). Recientemente, y con mucho gusto contamos también con Mariángeles García (Villa Elisa), estudiante de psicología cuya incorporación al Equipo se da desde el campo de la investigación; en concreto, una tesis sobre cómo opera la ficción en la infancia.


            Este Equipo cuenta ya con cuatro años de actividad, con altas y bajas. Este año, y a consecuencia de la mudanza de la Asociación Civil Barriletes y del posterior y actual reacondicionamiento de la Biblioteca Esos Otros Mundos, el Equipo se vio de alguna manera fusionado con la Asociación, y sobre todo dándose a conocer al público en general, a partir de esta inclusión en un marco institucional más grande y complejo.
            Lo anterior vendría a ser una especie de tarjeta de presentación de este grupo de jóvenes que ha decidido representar una parte de Barriletes, a partir del trabajo y el compromiso asumidos con la Biblioteca Comunitaria Esos Otros Mundos. En lo siguiente, voy a dividir mi discurso en relación a las cuatro áreas en donde se desenvuelven nuestros haceres.
            En primer lugar me voy a referir a cómo configuramos nuestra Biblioteca como una biblioteca comunitaria. La Biblioteca Esos otros mundos es un espacio que heredamos de la ONG Barriletes, herencia que trajo consigo los valores y ejes comunitarios de dicha organización. Pensar, entonces, una comunidad de lectura dentro de la Biblioteca supone que sostengamos una serie de propuestas de taller que posibilitan el tráfico de lecturas y de escrituras, el desarrollo de procesos de subjetivación, y muy importante: la creación de la lazos simbólicos y afectivos no sólo entre los participantes de los encuentros, sino entre ellos y los textos.
            La fundamentación de estos talleres está atravesada por una concepción de la literatura como derecho (Kasiku y otros, 2003). Además, esta manera de concebir la lectura de literatura se ve potenciada por los aportes de Graciela Montes y Laura Devetach, quienes desde su experiencia como escritoras de literatura infantojuvenil y gestoras culturales, han elaborado los conceptos de espacio poético (Devetach, 2008) y de frontera indómita (Montes, 1999). Estos conceptos se entrelazan con nuestra práctica en la medida en que piensan a la lectura más allá de las ideas de hábito, deber, placer y didactismo que fundamentan muchas de las llamadas propuestas de promoción de lectura. Por ello, a esta estructura de la promoción de lectura nosotros oponemos como categoría fundante de nuestra biblioteca comunitaria la propuesta de mediación de lectura, concepto que tiene su origen en las investigaciones de la antropóloga francesa Michèlle Petit (1999; 2001; 2009).
            La mediación de lectura, entonces, deviene de una cartografía compleja que conjuga la lectura teórica y literaria con los diferentes trabajos que, en contextos diversos, el Equipo ha venido realizando. Entre ellos, una serie de talleres poéticos mensuales, libres y gratuitos, realizados desde agosto de 2014 en la anterior sede de Barriletes y en la Plaza Sáenz Peña de Paraná. En estos talleres poéticos se lee entre los asistentes un libro de un poeta que, en principio, reúna las características de provenir de la geografía de nuestro litoral argentino, y de ser más o menos raro, inhallable o poco conocido. Así, no solo hemos compartido lecturas y escrituras de Arnaldo Calveyra, Ema Barrandeguy, Orlando Van Bredam, Diana Bellessi, Beatriz Vallejos, Juan Manuel Inchauspe y Cristina Villanueva, sino que cada asistente se ha llevado una copia artesanal del texto leído, como gesto de amor de la Biblioteca comunitaria Esos Otros Mundos hacia los demás/ afuera. Otro taller nuclea a un grupo de lectura en torno a autores de la región del litoral que se centren en el jardín como posibilidad de escritura y posibilidad de vida. Estos encuentros semanales han recibido el nombre de Apuntes para un Jardín, y en ellos se leen obras como El jardín, de D. Bellessi o La huerta azul, de Reynaldo Ros.


            Hay también otras instancias de mediación dentro de nuestra biblioteca comunitaria, pero ahora me detendré en la segunda área de nuestro hacer. Son los casos de dos escuelas primarias estatales de nuestra provincia. Desde el año 2013, se han hecho realidad una serie de proyectos anuales en articulación con la Biblioteca de la Escuela Primaria N° 1 de tiempo completo “Dr. César Blas Pérez Colman”, que funciona dentro del Complejo Educativo Escuela Hogar “Eva Perón”. Se ha trabajado con alumnos de 5to y 6to grado en los años 2013 y 2014 respectivamente. Los objetivos de estos talleres de mediación de lectura han sido propiciar ocasiones de lectura y escritura, desnaturalizar el miedo al libro, dar lugar a disponibilidades poéticas que permitan a los niños y niñas entrar en poesía (Devetach, 2008), y por último, leer un corpus de autor de “literatura infantil” como literatura, brindando herramientas para la construcción de un camino lector autónomo.
            Entendemos que garantizar el derecho a la lectura junto a los niños y a Dolly, su bibliotecaria, es una forma de estar en el mundo y de hacerlo más “vivible” mediante la literatura. Este estar siendo en el mundo es el que Laura Devetach en La construcción del camino lector (2008) denomina como estar en poesía. Y otra vez no podemos dejar de lado la mirada de Graciela Montes, quien nos habla de una frontera indómita en constante construcción, un territorio al que se ingresa y que puede ser conquistado en las escuelas. Concretamente, durante el 2014 hemos ensanchado la frontera indómita de estos niños a partir del trabajo de mediación de un corpus de autor elaborado sobre la obra de Ema Wolf, escritora argentina. Y durante el primer trimestre de este año, tomamos el desafío de trabajar junto a alumnos de 1ro, 2do, y 3er grado con el objetivo de crear caminos físicos y simbólicos de viaje hacia la biblioteca escolar y de reconocer los libros que allí se pueden hallar.
            Por otra parte, el año pasado iniciamos otra articulación con la Biblioteca de la Escuela Primaria N° 202 “Gaspar Benavento” de Paraná y, otra vez, de la mano de su bibliotecaria cómplice: Graciela. Durante el primer semestre de 2014, se desarrolló en esta Escuela el proyecto El viaje hacia el poema, coordinado por nuestro Equipo, que tomaba a su vez como antecedente el proyecto Leer: un viaje de infinitas posibilidades (2010) de Graciela Genre Bert, bibliotecaria antes mencionada. Este trabajo vino a inscribirse en una línea específica de intervención, interna a la institución escolar. En esas ocasiones nuestro eje también giró en los bordes de la relación infancia/poesía. Entendiendo, pues, que la infancia, o la memoria de infancia en nuestro caso de jóvenes, es un espacio clave para entrar en poesía, elaboramos las propuestas de trabajo. En ellas, mediamos textos de autores que canónicamente no son considerados infantiles, como A. Calveyra y G. Benavento; mezclándolos con otros autores que, si bien escribieron para la infancia presentan una ambigüedad que hace más productiva su lectura, como Ricardo Zelarayán y Edith Vera. Elegimos estos autores porque creemos, junto a María Adelia Díaz Rönner que la “literatura infantil” es un edificio en construcción al cual corresponde a nosotros, los mediadores, acarrear materiales e intervenir. Siguiendo estas mismas líneas, estamos continuando este año el trabajo, leyendo y buscando junto a los niños y toda la comunidad educativa de la Escuela “Gaspar Benavento” otras maneras de leer el jardín como espacio poético proveedor de vida, memorias de infancia y escrituras.


            La tercer área de nuestra práctica tiene el camino hecho más añejo. Me refiero al trabajo territorial sobre los senderos que forman el Barrio Paraná V y Villa Mabel, también de Paraná. “Nuestra fantasía de intervención consiste en transformarnos junto a los niños y niñas de Villa Mabel y Paraná V dentro de Barriletes, construyendo espacios y tiempos (Montes, 2001) que den lugar a la poesía. Y en ese dar lugar a la poesía es que nuestras subjetividades afectan y se dejan afectar”, dice uno de los proyectos, dispositivos mediante los cuales se textualizan nuestros hondos deseos. Estos deseos se han ido materializando semanalmente durante los años 2013 y 2014 en la ex sede de Barriletes. En este período y lugar podemos ubicar hoy el origen de este complejo recorrido como Equipo de Mediación de Lectura. En este caso uno de los puntos álgidos del proceso de los talleres barrileteros fue la publicación en 2014 del libro Abracadabras de misterios. Como parte de nuestra política de archivo, Abracadabras de misterios recopila una serie de escrituras hechas por niños y niñas del taller barriletero y de la Escuela Hogar. Este libro da cuenta de las hospitalidades construidas entre niños y talleristas, sobre las cuales aprendieron a “curarse los ojos”, metáfora que se disemina a lo largo de las páginas de esta publicación.
            Este recorrido barriletero tiene su correlato en el trabajo barrial impulsado actualmente por Milena Frank, y producto de la recientemente creada y batallada Área con niños y niñas de Barriletes. Se trata de un taller de exploración territorial y demográfica partiendo desde Centro de Salud “Arturo Illia” de Barrio Paraná V, y que cuenta como cimiento un trabajo interdisciplinario, novedoso para nosotros, entre la psicología social, la musicoterapia y la mediación de lectura. Este taller supone nuevas formas de cooperación horizontal con talleristas de otros campos disciplinares, y sus objetivos son generar diálogo entre las distintas representaciones del barrio, constituir el espacio de taller como práctica efectivizadora de derechos, y ensanchar el espacio vital de los niños y las niñas.
            Es de cabal importancia resaltar acá el taller de mediación de lectura realizado durante un año y medio en la Casa del Adolescente, una residencia para jóvenes institucionalizados penalmente. Esta experiencia fue llevada a cabo por Sofía Clara en la ciudad santafecina de Rafaela. Como resultado de esta irrupción de la literatura en un contexto de encierro y su posterior dinamización bajo el lema “Juguemos en el bosque mientras el lobo no está”, se publicó también un libro llamado Sentimientos escondidos, con escrituras de esos jóvenes condenados. Aquí es cuando nuestra práctica se afirma terminantemente como intervención social y política. No sólo decimos, sino que hacemos de la mediación de lectura la garantía de generar disponibilidades poéticas para liberar aquello que tenemos oculto, para ensanchar la frontera indómita y desacorralar las infancias; para liberar, en fin, las subjetividades escondidas ocultas al mundo y a causa de ese mismo mundo, y que pueden aflorar a través de textos literarios.
            Para finalizar, esta vez recorreré rápidamente la cuarta esfera de nuestra praxis. De toda esta cartografía que vivenciamos paralelamente a nuestros estudios universitarios, tomamos prestadas prácticas y formas de lectura de las academias para crear nuestros propios espacios de formación. Así, contamos con un Taller sobre Mediación de Lectura a finales de cada año, en el que reconstruimos y repensamos nuestros corpus y bases teóricas, además de los ires y venires durante todo el ciclo anual inmediatamente anterior. A raíz de estos talleres, pues, quedó construido el año pasado un dossier con los textos mínimos que fundamentan hasta ahora nuestro hacer, y entre ellos están: La frontera indómita. Construcción y defensa del espacio poético y Literatura infantil: creación, censura y resistencia, de Graciela Montes; La construcción del camino lector, de Laura Devetach; Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura, de Michèlle Petit; Escritura e invención en la escuela, de Maite Alvarado; Cara y cruz de la literatura infantil y La aldea literaria de los niños, de María Delia Díaz Ronner, y por último la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
            A comienzos de este año 2015 y gracias al gestionamiento de Mariángeles García hemos venido sosteniendo un Espacio de Formación, interno a los integrantes del Equipo, en los cuales nos damos a la tarea de abordar textos que requieren una lectura mucho más atenta. Tales son los casos de Papel máquina y Dar (el) tiempo, del Jacques Derrida. En el futuro nos daremos el tiempo para leer Una infancia en el país de los libros, de Petit, Cómo vivir juntos, de Roland Barthes y El idioma de los niños, de Luciano Luterau.


            Para concluir por fin, querría compartir con ustedes unas pequeñas reflexiones luego de las primeras lecturas de Derrida. En primer lugar, que somos nosotros como lectores, jóvenes, estudiantes, talleristas, mediadores, futuros docentes, amigos en fin, quienes les damos sentido a las cosas. “Ustedes conceden, prestan o confieren cierta atención y cierto sentido a lo que hago al dar una conferencia”, comenta Derrida a comienzos de su libro Dar (el) tiempo. Y en segundo lugar, que según este filósofo sólo la literatura tendría el don de explicarlo todo. En ese camino estamos, dándonos tiempo y amabilidad, lecturas y poesías; dándonos la chance de leer el mundo desde una alcantarilla, de mirar una rosa hasta que se nos pulvericen los ojos.



Lautaro Maidana
Biblioteca Esos otros mundos

Este trabajo fue leído en el panel "Barriletes en la comunidad. Aprendizajes y desafíos" en el marco de la Semana de las prácticas pedagógicas organizadas por el Instituto de formación superior de Diamante el día 20 de abril de 2015.

Cómo vivir juntos - Roland Barthes

Dentro de nuestro Espacio de formacion hemos estado leyendo la "Lección inaugural" (1977) de Roland Barthes. Aquella fue la "primer clase" de la cátedra de Semiología literaria que Barthes dictó en el College de France. Allí alcanzó a dar tres seminarios, de los cuales Cómo vivir juntos es el primero. Esta lectura nos acompañará durante estos meses.





domingo, 12 de abril de 2015

La poesía como Tierra sin Mal - Jorge Monteleone

Subimos para su descarga la Introducción que escribe Jorge Monteleone a Tener lo que se tiene. Poesía reunida de Diana Bellessi. Este texto, junto a "Coser con agua" de Liliana Campazzo conforman las lecturas críticas alrededor del libro El jardín de Bellessi que estamos leyendo este mes.



La tierra incomparable - Salvatore Quasimodo



Hace tiempo que te debo palabras de amor:
o acaso son aquellas que cada día
huyen con rapidez apenas pronunciadas
y la memoria las teme, pues que muda
los signos inevitables en diálogo,
enemigo frontal del alma. Quizá
el retumbar de la mente no permite que oiga
mis palabras de amor o el miedo
al eco arbitrario que desenfoca
la imagen más debil de un sonido
cordial: o toca la invisible
ironía, su naturaleza de hoz,
o mi vida ya cercada, amor.
O acaso sea el color que las deslumbra
si chocan con la luz
del tiempo que te afectará cuando el mío
no pueda más llamar amor oscuro
amor ya llorando
la belleza, la ruptura impetuosa
con la tierra incomparable, amor.




LA TERRA IMPAREGGIABILE


Da tempo ti devo parole d'amore:
o sono forse quelle che ogni giorno
sfuggono rapide appena percosse
e la memoria le teme, che muta
i segni inevitabili in dialogo
nemico a picco con l'anima. Forse
il tonfo della mente non fa udire
le mie parole d'amore o la paura
dell'eco arbitraria che sfoca
l'immagine piú debole d'un suono
affettuoso: o toccano l'invisibile
ironia, la sua natura di scure
o la mia vita già accerchiata, amore.
O forse è il colore che le abbaglia
se urtano con la luce
del tempo che verrà a tge quando il mio
non potrà piú chiamare amore oscuro
amore già piangendo
la bellezza, la rottura impetuosa
con la terra impareggiabile, amore.

viernes, 10 de abril de 2015

Jueves 9 de abril: mañana de Taller en la Escuela Benavento,

Compartimos algunas fotos de uno de nuestros primeros encuentros de este año junto a los alumnos de sexto grado turno mañana, de la escuela con nombre de poeta "Gaspar Benavento". Este encuentro forma parte de una serie de talleres en los que intentaremos construir junto a los niños, niñas, maestras y bibliotecaria (gracias Graciela por tanto) una poética sobre el jardín a partir del tráfico de textos escritos por poetas de nuestro litoral. En partircular, esta mañana nos preguntamos, a partir de la lectura de La huerta azul de Reynaldo Ros, cómo la escritura de una huerta puede estallar en millones de flores, y de qué manera aprendemos a escribir nuestros recuerdos con tinta violeta.






lunes, 6 de abril de 2015

El Jardín - Diana Bellessi



Escribir más
y más de lo mismo es
otorgar una consistencia
al jardín
Árboles y plantas
perennes dan
ilusión de continuidad
Qué, el tumulto vivaz
de las fugaces de estación
En las semillas
el peso cae
La fragilidad del clima
basado en su repetición
les asegura inmortalidad
Todo a la vista. Qué?
Hermandad de las formas
que retorna
al no ser. ¿Vive en mí
tu dicha indistinta
que deseo y temo, falta de sentido que
completa el sentido fuera
del discurso y reina
no obstante en el jardín?



Aquí se podrá descargar El jardín (1992) de Diana Bellessi. Este es el material de lectura de los encuentros del Grupo de lectura durante el mes de Abril.


sábado, 4 de abril de 2015

Coser con agua. Un recetario de lecturas. Por Liliana Campazzo.

Cuando una anda , así como sí nada, a veces le pasa que se sienta y lee.

Es entonces cuando  una que anda, así como si nada , se da cuenta que anda desnuda.

Aparecen allí las otras , las que tejen, y comienza rápido la ceremonia del vestido.

Una comienza con una palabra pequeña y suave como vida
y avanza con otras como ríos , mundos, hombre, taza, o corazón, y resulta que un rato está vestida.

Las voces de algunas poetas tienen la cualidad de vestirme, de ponerme ropas de mujer y andar por ahí con los dedos manchados de tinta.

Voy a hablar de las poetas que se sientan a la mesa de leer y de escribir y que deambulan por mi habla.

Dice Diana Bellesi " hay un silencio que precede al mundo" ese silencio cae como roca contra el azul del cielo o del mar y entonces brota en la que lee la poesía, ya que eso pasa cuando se lee poesía de mujeres inmediatamente una habla, otra escribe, abren la mano , el pecho, la boca , a la palabra.

Igual que unas madres  nos repiten , en voces pequeñas , el poema está allí, explorarlo es tu desafío, así nos vamos reconociendo en sus palabras.

Bellesi procura un habla plural dinámica que nos lleva de viaje recorriendo lugares , islas, cuerpos , arma diarios de ausencia donde lo más ansiado es la belleza, la ley de la belleza, el derecho a la belleza.




" No es la leche
echada a perder: cuajar
 es pasar a otro estado
de belleza. Sólida
y un poco agria sin embargo.
Instalada con paciencia
es alimento también
de un nuevo sueño nacido
en la vigilia de lo real.

Esto es un fragmento de Angelus , un poema dedicado a José Luis Mangieri que tanto hizo por la poesía .

Ese pedacito de poema es una puerta abierta a la lectura de Diana, esa poeta que dice :" si no toco y miro y huelo no puedo decir nada" .

Diana Bellesi busca y encuentra al costado de un camino y también dentro de los libros escritos por otras , arma rutas para que sigamos sus pasos.

Las poetas arman lazos entre ellas, tejen matras, ponchos, se pasan recetas , acomodan un mundo en femenino , a propia hechura, donde tiran abajo, con suma suavidad, algunos canones obtusos.

Así aparece sentada en un auto Irene Gruss "al volante mirando fijamente la mano contraria, cantando canciones de preguerra" dominando su ira contra los años del silencio , buscando la forma de vivir intensamente.

Y la que lee entiende que le llega la hora de partir al cuaderno escolar y hacer un alto para ponerse a contar su propio viaje.

Eso sucede invariablemente con los poemas escritos por las otras, nos llevan siempre a una misma conversación nunca suspendida.

Dice Alicia Genovese en su libro La Doble Voz, "que desde los 80 se evidencia en la Argentina una búsqueda , por parte de las escritoras, de modelos femeninos para su práctica de escritura; una práctica que implica tomar la palabra, instalar la voz en el discurso, apropiar lo otro".... y es entonces cuando yo, la una, que lee a las otras, pienso que lo otro es traer a la mesa las cosas más sutiles que hacen a la vida, un par de tazas de té servidas, unos platos sucios, un balde donde enjabonar la infancia y sentarla al lado planchadita, donde lo que se nombra , se nombra en una voz sexual y propia , como la voz de las dueñas de la palabra no concedida sino ganada.



Leo a Juana Bignozzi dice:

" Las mujeres de mi generación
las que tuvimos la suerte de no convertirnos
en atemporales secas acumuladoras de inútiles/
                                                         conocimientos
somos cursis
toda conversación empieza evocando la vida
por eso las que hemos resistido
somos suaves dorian gray
trampeando sin amigos
supuestas conocedoras de conductas
en realidad sufrimos los arquetipos
nosotras también finalmente tipos clásicos
sólo aspiramos a no entender
los adjetivos que puedan dedicarnos

los límites se miden dese el comienzo
el final se valora desde el vamos"

Esas palabras me dan como un empuje para escribir sobre como leer a las poetas de mi tiempo, en esa clave cotidiana de la receta de cocina, ese manual de instrucciones para poner en la lengua el sabor de un sexo escrito, de esa forma simple del acto de habla cotidiano , con la imprecisa profundidad de iceberg.

Cada poeta en su propio mar, pero de Mármara , navegado por otros mares barcos, pero siempre mar, la mar.

La lista sigue y entre los estantes de mi biblioteca de escribir está sentada Olga Orozco  que me pone alerta en su texto "Al pie de la letra" dice en unos versos :" De un margen de la noche a otro confín , del permiso a la culpa, /dibujo con mi propia trayectoria la escritura fatal , el ciego testimonio."



Sé que este dibujo ,esta palabra , este verso no cederá al olvido, ha marcado con un tatuaje intenso un porque en la escritura, escribe y me dicta que no hay impunidad para estas mujeres que se decidieron a escribir.

Se leerá entonces, me digo en este orden , mujeres que escriben , mujeres que escriben sobre la lengua de la infancia, mujeres que escriben sobre los trapitos por lavar, mujeres que escriben por el derecho al goce de gozar, mujeres que escriben mirando por el espejo retrovisor a las que quedan atrás, mujeres que escriben por el placer de leer y así la lista sigue, leer palabras en letras escritas con tinta azul pálida.

La mesa está revuelta, acá cerca de la mano hay un pila de libros, todos escritos por mujeres, todos los libros tienen cuerpos, y no podrá nunca separase el cuerpo de la palabra, incorporar el cuerpo en la palabra trenzarlos sin que uno tenga dominio sobre el otro, ser voz con cuerpo, esa es la característica de la poesía escrita por mujeres del siglo XX , y una, la que lee, se sabe estar siendo en esa poesía.

Ahora voy por un café a mi cocina, es de noche, tarde, mañana tengo escuela, tercer año a primera hora, unos chicos despiertos y feroces me esperan , pero sigo , no puedo dejar la mesa sola, ahí están las dueñas de mi noche, la Alfonsina inquieta de ciudades futuristas,  Silvina con los pies sobre los brazos de un sillón traduciendo un mundo blanco y mirando a esos dos que juegan a un misterio, Delmira la niña enamorada, Marosa peleando entre las flores, Macky Corvalán ,mi amiga, hablando de los pechos de su amada, todas hacen un silencio repentino, saco unos papeles borradores y aparece Alejandra, mi taza de café se enfría.



Alejandra, Alejandra
debajo estoy yo
Alejandra

La voz en el cuerpo , un cuerpo hecho de voz y de silencio, el acto de nombrar , el acto primero de Eva en el paraíso, el acto de nombrar a esta que lee , a una y a otra que están en el viaje de la escritura.

No puedo separar a la que lee de la que escribe, soy todas ellas y no soy ninguna, por eso cuando caigo así a la noche, mis manos se cruzan con su nombre siempre, Alejandra, aleja , al menos por un rato la imposibilidad de no tener palabra para nombrar el día.

"No puedo hablar con mi voz sino con mis voces." dice Alejandra en Piedra Fundamental , yo me apropio de ese verso y lo leo pensando en las que nombro, no puedo hablar con mi voz pequeña y ronca, son las voces de las otras, las hermanas mayores o las madres las que hablan, no puedo decir más que lo dicho,  es tanto lo que falta, no puedo contar las tardes , ni las noches en que mi nuca comienza a llover dolores tibios , los libros pesan, y nos cambian , sólo puedo decir lo sucedido, lo que  tanta palabra iluminada ha marcado a esta una que andaba sin ropas por la vida y sus hermanas mayores han vestido.

Ahora bajo mi vestido arde un mundo rojo sangre tinta azul , doméstico y salvaje que ilumina mis huesos , una es otra por que lee:

"Había que escribir sin para qué, sin para quién.
El cuerpo se acuerda de un amor como encender la lámpara.
Si silencio es tentación y promesa" Pizarnik dixit

Coser con agua, puntadas cortas, armar el ruedo, romper los moldes, coser con agua.

  
Red Federal de Poesía
Encuentro Federal de la Palabra
2015

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Liliana Campazzo (Buenos Aires, 1959). Es una poeta, radicada desde hace tiempo en Viedma (Río Negro). Impulsora cultural, docente y poeta.