lunes, 16 de julio de 2018

Club de lectura


Cae la noche litoral: jueves 5 de julio



Apuntes: Marta Zamarripa y los modos de estar en pie


Milena Frank

Solo de garzas y otras levitaciones se llama el libro que empezamos a leer el jueves 5 pasado en el Club de lectura. Hace un tiempo veníamos pensando junto a Lautaro cómo activar nuevamente en la Biblioteca ese espacio vital para nosotrxs que era el Taller Poético. Una tarde para juntarnos a leer literatura en voz alta y compartir todo lo que eso genera. Es difícil encontrar un espacio así acá creemos nosotrxs. Y como lo extrañábamos tanto, decidimos volverlo Club de lectura. 

¿Por qué un club de lectura? Porque la idea es que lo hagamos entre todxs y que sea un lugar al que nos guste volver. Encontrarnos un día cada tanto a leer, escribir, opinar sobre las lecturas e ir armando una cartografía de autores propia. Habitar una biblioteca de ese modo u otros que vayamos inventando. No importa que no se venga del palo de la poesía. O de la literatura en general. La idea es justamente que la literatura nos atrape. 

Para el primer encuentro, decidimos proponer un poemario nosotrxs. A modo de invitación. Justo yo me había comprado hace unas semanas Autores de Concordia, un libro hermoso que reúne una antología de poesía escrita por entrerrianxs y ahí me encontré con Marta Zamarripa. Con Lautaro nos habíamos quedado con ganas de leer más de esta poeta, después de que conocimos un poema que nos gustó mucho, impreso en una intervención en una vigilia del 24 de Marzo. Justo se dio que nos llegó una donación a la biblioteca en la que venía también Solo de garzas y así surgió la idea de leerlo en el primer taller. 

Empecé a leer sus poemas sin saber casi nada de su obra. En Autores de Concordia hacen una breve biografía en donde dicen que nació en Gualeguay en 1933, vivió en Concordia durante los `60 y `70 en donde trabajó como docente de lengua y literatura. Ahora, sabemos que está viviendo en Victoria. Es una gran militante por los derechos humanos, de hecho, fue quien creó la cátedra de Derechos Humanos en el Nivel Superior de la Enseñanza de nuestra provincia. También trabajó en la Editorial de Entre Ríos y fue asesora cultural. Hace poco se estrenó un breve documental en donde se puede rondar más en los lugares que la poeta vivió y empezar a conocer en 13 minutos a esta mujer luminosa. En la revista paranaense 170 Escalones pueden encontrar una breve reseña realizada por Franco Giorda y un envío al film online.

Lo primero que quise destacar, antes de arrancar la lectura en el Club, es la singularidad del título del libro. Porque me remite a una imagen auditiva, el “solo”, un canto entonado por un sólo cantor que en este caso serían las garzas. ¿Alguna vez escucharon qué sonido hacen las garzas? En realidad, no es un sonido “melódico”, como el canto de un cardenal. Sino que se trata más bien de un graznido monocorde que emiten cuando se sienten amenazadas. El título se completa con una imagen visual, las “otras levitaciones” que acompañan este “solo de garzas”. Después de leer el poemario entero, entiendo que claramente la elección de este nombre no es azarosa, y puede pensarse en clave simbólica respecto de lo que se tematiza en cada poema. Es en este libro, por ejemplo, que está publicado aquel poema que leíamos en la Vigilia junto a Lautaro, y que la poeta dedica a sus alumnos desaparecidos. 


                                                    


Es un poemario cuya lectura nos angustió a muchxs esa tardecita. En sus versos leemos un yo que se enuncia desde el “exilio más cruel”, que recuerda y despide seres amados. Pero asimismo, las palabras con las que trabaja y va componiendo musicalmente cada estrofa poseen una sonoridad que se nota en el paladar: “glicinas”, “diamela”, “aguaribay”, “biguaes”, “cardenales”, etc. También el modo en que construye las imágenes visuales que pueblan los poemas es lo que me pareció genial desde un principio, como en esta pregunta: “Dónde, dónde las garzas/ su vuelo tul neblina/ bordado en el basalto”. 


                                     

                                  


La presencia de la garza como figura poética atraviesa todo el libro y puede ser una cuestión en la que seguir pensando después de leerlo. ¿Por qué la garza? ¿Qué representa y cómo se representa en los poemas? Este ave, tan frecuente de ver para quienes solemos andar cerca de los ríos y arroyos litoraleños, aparece en esas preguntas que están en el primer poema, “Reino de arena”. De hecho es interesante, porque el libro se abre con el verbo “pregunto”, y termina el último de sus poemas otra vez acudiendo a la garza: “Una garza de levísima espuma levitó, espléndida”. En el tránsito del primer al último de los poemas, es posible leer entonces cómo sucede este paso de la pregunta al hecho concreto del que se da cuenta en este verso citado. 

Después de la lectura en ronda, propuse una pequeña actividad que nos permita luego conversar acerca de nuestras primeras impresiones. La idea era elegir un poema y dibujarlo con crayones. La edición con la que trabajamos acompaña cada poema con una ilustración de Carlos Asiaín que no pudimos reproducir en la edición artesanal pero que sin dudas potencian el sentido de los versos. Fue eso lo que también nos condujo a la idea de dibujar los poemas. De la actividad propuesta resultan las imágenes que están acompañando este breve texto. 

En la charla que se armó después, surgió otra pregunta que nos pareció clave también para acercarse al poemario, ¿cómo se construye la temporalidad allí? Hay versos en los que coincidimos, el tiempo no transcurre linealmente, sino que se solapan diferentes momentos de vida. Así es como sucede por ejemplo en “Sonrisas congeladas en un día de tantos”: 

Ah, pequeña niña
que espías
en los espejos
y en los retratos abolidos
a una mujer
que nunca termina
de jugar
su rayuela.




La infancia, según leemos aquí, sigue presente y convive en la adultez de esa mujer, así como se hace presente un día en París, un padre que vuelve “en glicinas, linares”, una mamá que parece ser mirada desde una foto de niña, el Comandante que “escribe/ que es muy bello/ ser una chispa de eternidad,/ un enorme cigarro compartido”, la voz de Eva Perón gritando un vaticinio para desesperanzados. “La historia nunca muere” arenga Eva en ese poema que viene a darme la última clave para cerrar este breve acercamiento al poemario. 

Si tendría que nombrar con una sola palabra el libro, lo haría con la palabra esperanza. Porque creo que todo el libro trata un poco de eso, de volver a hacer presentes formas de seguir en pie, formas de encontrar certezas frente a la pregunta por el exilio, por lxs desaparecidxs y por la muerte. De ahí que se construya un tiempo que se va plegando en diferentes sujetos que vuelven y seguirán estando porque hay una poeta que reconoce los gestos, los objetos, aquellas cosas que sobreviven a la muerte y nos hacen posible seguir recordando “La historia nunca muere”. Por eso también la presencia constante de las dedicatorias al final de cada poema. Esa insistencia de un canto que se enuncia desde la soledad, pero que se afirma y refuerza en lo colectivo, en la certeza de los afectos, en la poesía como modo de regreso...





REGRESOS DEL SOÑADOR

“Corrientes aguas, puras, cristalinas…”

Garcilaso de la Vega

En las catedrales de agua
de la ribera amada
imploré al Sueño
el regreso del Soñador.
Hojas de hierba azul crecieron en mis pestañas
y en lo umbrío del recóndito verano
vi todos los destellos del día
derramados sobre los hombros de un jinete.
Una garza de levísima espuma levitó, espléndida.
En las corrientes aguas
más puras, cristalinas
la Victoria Regia
arrastraba en sus nenúfares de oro
los sueños del Soñador.

A los poetas Alfonso Sola González y
Francisco Madariaga.




Desde aquí pueden descargarse el poemario completo digitalizado.

Este jueves 19 de julio a las 18:30 hs, retomamos el Club leyendo la primera parte de En la luz de París, de Emma de Cartosio. Todavía hay lugar para quien guste arrimarse...