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lunes, 29 de octubre de 2018

Presentación



Dis-curro: Festival de poesía en FHUC-UNL




El miércoles 10 de octubre presentamos el último libro barriletero La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria en el Festival de poesía de les estudiantes de Letras de la FHUC, agrupades en Juguete Rabioso. 

Fue una tarde re linda, en la que nos acompañaron Analía Gerbaudo y Martina Ramirez con amorosas lecturas y comentarios sobre el Cuaderno Barriletero; también hubo feria de editoriales amigas: Corteza Ediciones, Vera Ediciones y Editorial de l’aire; armado de libros cartoneros en vivo, en directo y abierto a quien quiera gracias a las chicas de Vera y terminamos la nochecita con micrófono abierto escuchando lecturas de quienes publicaron en la revista rabiosa (https://revistarabiosafhuc.wordpress.com/) 

La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria es un libro escrito por les talleristas barrileteres Lautaro Maidana, Hernán Hirchsfeld y Milena Frank, y diseñado por Candela Caudana. Esta publicación se enmarca en una serie de Ediciones Barriletes titulada “cuadernos de trabajo” porque guarda en la forma de un cuaderno escolar, los apuntes del gran ovillo que es la mediación de lectura. Esta práctica teorizada por diverses autores es para la biblioteca comunitaria de Barriletes un modo de trabajo, un modo de vincularse con otras personas. Consiste sencillamente en construir(se) un tiempo para generar encuentros y tender puentes de ida y vuelta hacia lo poético. Para esto no existen recetas fáciles o modelos a seguir, porque el territorio de la poesía es travieso e inquieto. Cada texto nos interpela, nos proporciona distintos modos de establecer dinámicas para entusiasmar a otres en su lectura.

Agradecemos este encuentro para poder compartir aquello que aprendimos y seguimos aprendiendo en los diferentes espacios en los que mediamos literatura, buscando propiciar tiempos para lo poético, que entendemos como algo vital para las personas.

Compartimos aquí los textos leídos por Analía y Martina en la presentación, junto a algunas fotos de la tarde tomadas por Gaspar Bertoni. 








Presentación de La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria (2017)

Por Martina Ramírez


En un momento híbrido, andrógino de mi vida como estudiante, en el cual tengo que empezar a pensarme en espacios educativos diferentes a la facultad, considero que el cuaderno de Barriletes (me gusta llamarlo así) acerca algunas afirmaciones sostenidas por las experiencias de quienes las sintieron en el cuerpo, que vienen muy bien para alguien con casi nula experiencia en la enseñanza de la literatura. Igual ojo. No acerca recetas sino relatos experienciales potenciados con las voces de Laura Devetach, Michel Petit, Graciela Montes, entre otras; todo lo cual conforma una narración que vuelve a instalar la pregunta de qué tiene que ver la escuela con la literatura, o por qué y para qué la literatura tiene que ser considerada como un derecho de cualquier persona.
¿Cómo puede ser entendida la figura del lector? ¿Cómo podemos entender lo poético y lo artístico? ¿Qué es un mediador de lectura? ¿Qué es la alfabetización poética? ¿Qué es una biblioteca comunitaria? Son algunas de las preguntas con las cuales Lautaro, Milena y Hernán tuvieron que enfrentarse y lidiar en la batalla de los consensos que impone la linealidad de la escritura . Para conocer qué opina el equipo de mediación de lectura de Barriletes las y los invito a leer esta producción por diferentes motivos. En primer lugar, creo que una de sus virtudes es la síntesis conceptual que presenta de un largo camino de trabajo en territorio y de formación teórica colectiva y sometida a discusión constante. Esto de la discusión constante puedo certificarlo porque conozco no sólo a Mile, sino también a Hernán, a Gabi, a Sofi y a Kevin, quienes fueron voces que habitualmente estuvieron presentes en algunas materias y espacios de discusión compartidos. En este punto no podemos negar el lugar que tiene en la vida de varios de nosotros y nosotras la universidad pública, donde te encontrás con gente que la tiene mucho más clara que vos y que está dispuesta a compartir todo lo que sabe porque sí, y porque no conoce otra manera de relacionarse. (Al mismo tiempo me permito una digresión: qué importante encontrar personas que se animaron a laburar en otros espacios con lógicas distintas a las de las prácticas universitarias). En segundo lugar, en términos editoriales es un libro muy bien logrado en cuanto a su diseño exterior e interior. Es un libro muy simpático y amigable para ser acercado a quien tenga algún interés por lo poético.
Ahora bien, algunos meses atrás cuando leí por primera vez el libro me surgieron algunas preguntas que me siguen resultando al menos molestas y que me gustaría compartir, y ver qué piensan ustedes al respecto:
¿Qué supone la creación de un material didáctico, comprometido, innovador, sólidamente argumentado sobre la mediación o la enseñanza de literatura? (Habría que discutir acá si mediación y enseñanza pueden ser homologables) ¿Conocimiento, experiencia, compromiso? ¿Por qué en nuestra formación como estudiantes, en algunos casos, nos acordamos un poco tarde que en gran parte, el tiempo destinado a la lectura, es un tiempo que finalmente en algún momento vamos a capitalizar en el trato con un otro? ¿Por qué tiene el lugar que tiene la mediación de lectura en la formación del estudiante de letras? ¿Cuales son los otros para los que nos formamos? ¿En qué coordenadas consideramos que vamos a intentar enseñar algo?
El 30 de mayo de este año, como muches recordarán, la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires manifestó que la “gente pobre” (gran significante flotante) no va a la universidad. Declaración que por lo menos, arrojó evidencia respecto de sus concepciones sobre la educación, quienes son las personas que habitan cotidianamente los espacios de las universidades en nuestro país, y sobre quiénes son las personas que habitan el suelo argentino. La declaración de Vidal, meses atrás, me resultó potente para pensar sobre la politicidad de nuestro curriculum y de nuestra futura profesión. Aunque soy repetitiva, reitero: ¿En qué sujeto pensamos como nuestros futuros estudiantes cuando transitamos la carrera de letras? ¿Pensamos en que nuestro aprendizaje (SÍ, AUNQUE DE MIEDO: NUESTRO APRENDIZAJE, ES DECIR, NUESTRA RESPONSABILIDAD) va a estar en función de potenciar, permitir, u obstaculizar el tránsito de los sujetos en la escuela, el instituto o la universidad? ¿Somos conscientes de que vamos a enseñar a personas que luego pueden llegar a ser diputades, almaceneres, enfermeres, policías, en fin, ciudadanes cuyas opiniones generan realidad en el discurso? ¿Para qué estudiamos? O bien, ¿Para quiénes estudiamos? Si bien estas preguntas están super trilladas, a mi me siguen angustiando un poco, pero por suerte, el derrumbe motoriza el deseo como dijo Ana en una clase de didáctica específica.
Quisiera terminar con una cita del libro que nos congrega, porque me parece que sostener lo poético como un derecho, como un espacio que debe ser garantizado porque habilita la construcción de un vínculo sincero, gratuito y emancipador con el otro, puede ser un horizonte para pensar en el para qué de nuestra formación

“Concretar espacios comunitarios y significativos de lecturas es para nosotros como organización social, una práctica de militancia cultural. Sabemos que apostar por lo poético, desde un trabajo sostenido y vincular, no soluciona las marginaciones, las vulnerabilidades y carencias (…). Pero si empezamos a entender lo poético como un equipaje vital y necesario, si entendemos que el afecto y la ´cultura tiene la habilidad de dinamizar procesos, sean estos de cambio, de consolidación de identidades locales, de arraigo, de respeto a la diversidad de una comunidad ´(Negri y Correa, 2014: 125), quizás encontremos un hilito para construir el sueño de una sociedad un poco más igualitaria, conociendo los riesgos y las transformaciones que conlleva soplar un bicho de luz.” (pág. 40)









“Sin estridencias” (o algo más sobre el orden “nano”)

Por Analía Gerbaudo


Me gusta la expresión “sin estridencias”: la usaba Dina San Emeterio en sus descripciones de estilos de uso del lenguaje, no sólo en la literatura (Dina que, aclaro para quienes no leyeron el libro, aparece mencionada por su aporte categorial más importante: su comparación de la teoría literaria como una lupa que ayuda a ampliar la visión de los objetos que caigan bajo su lente).
En este libro cuya puesta en circulación hoy celebramos se usa la expresión en la contratapa: el trabajo que Lautaro Maidana, Hernán Hirschfeld y Milena Frank emprenden es nada menos que el de “escribir teoría desde Barriletes”. Una escritura que quieren difundir “sin estridencias”.
Quisiera desplazarme del “me gusta” que me trae el eco de los posteos del mundo Facebook que no transito, a la fundamentación razonada de la importancia de este libro que, a partir de este año va a integrar la bibliografía obligatoria de Didácticas de la lengua y de la literatura en esta facultad. Para ello, y para no repetir los contenidos a cuya lectura envío, simplemente quiero sintetizar las razones para dicha inclusión. A la pregunta de por qué incluir este texto entre las lecturas de la materia, respondería:
Porque en el mejor estilo bourdesiano, a cuyas lecturas de todos modos envío, construye teoría a partir de una práctica de intervención comunitaria;
Porque describen esa práctica brindando instrumentos para, por analogía y/o contraste, imaginar otras propias;
Porque actualizan el sentido de un taller como una forma posible de un “aula de literatura”, formal o no formal;
Porque el mejor ejemplo de lo que pueden los estudiantes es mostrar lo que hacen los estudiantes.
Pienso en este libro, pienso en la revista de Barriletes, pienso en una publicación imaginada por alguien que conocí siendo estudiante, ahora profesor de esta facultad: estoy hablando de Juan Pascual y su lugar clave en el armado del periódico Pausa. Sin exageraciones podría decir que estos son, básicamente, los medios a partir de los que me informo. Las razones son otras y daría lugar a otra presentación expandirlas, aunque no quería dejar pasar la oportunidad para generar estos envíos cruzados a diferentes producciones generadas por gente joven que apuesta, desde un cuidado uso de la palabra, desde un uso responsable y ético del lenguaje, desde una obsesiva atención política al modo de nombrar, por prácticas casi invisibles, minúsculas. Prácticas de ese orden que junto a Avital Ronell llamo, desde hace algún tiempo, “nano-intervenciones”. Se trata de acciones de “escala” minúscula del orden de la “pequeña tarea más que de lo espectacular” (2011: 289). Prácticas que intervienen en el espacio regulado pero no carente de “grietas” (cf. Rinesi 23) de nuestras instituciones y organizaciones.

                                   














jueves, 12 de abril de 2018

Presentamos La mediación de lectura en Barriletes

La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria


El viernes 23 de marzo a las 19 horas presentamos el cuarto libro de Ediciones Barriletes e inauguramos así la serie Cuadernos de Trabajo. Rodeadxs de amigxs y compañerxs apostamos por nuevas formas de producir conocimiento, de escribir y leer en comunidad, y de trabajo que prioricen los lazos de afecto. Vivir juntxs, creemos, se trata de esto.



Este libro fue escrito por lxs talleristas barrileterxs Lautaro Maidana, Hernán Hirchsfeld y Milena Frank, y diseñado por Candela Caudana. 

Pensamos en un cuaderno porque es un objeto que asociamos a la infancia. Son los niños y las niñas quienes diariamente los usan para comenzar a ensayar sus primeros dibujos, escrituras y cuentas. También, un cuaderno es un material de ensayo, de apunte, de trabajo. Es un objeto personal e íntimo en donde guardamos aquello que vamos aprendiendo, que queremos recordar o seguir pensando en otra ocasión.

Quisimos guardar en forma de cuaderno los apuntes del gran ovillo que es la mediación de lectura. Esta práctica teorizada por diversxs autores es para la biblioteca comunitaria de Barriletes un modo de trabajo, un modo de vincularnos con otras personas. Consiste sencillamente en construir(se) un tiempo para generar encuentros y tender puentes de ida y vuelta hacia lo poético. Para esto no existen recetas fáciles o modelos a seguir, porque el territorio de la poesía es travieso e inquieto. Cada texto nos interpela, nos proporciona distintos modos de establecer dinámicas para entusiasmar a otros en su lectura.

La mediación de lectura en Barriletes. Saberes de una biblioteca comunitaria es el primero de una serie de Ediciones Barriletes llamada “Cuadernos de Trabajo”, que pretende mostrar la diversidad de prácticas comunitarias de lectura. En este caso, no se trata de un manual ni de un recetario para pensar la lectura, sino que más bien busca hacer preguntas sobre nuestras prácticas con el objeto literario.

Como siempre, Ediciones Barriletes es un proyecto que crece de la misma forma que todo nuestro catálogo, de modo autogestivo y con el apoyo de muchas personas. 

Agradecemos a las editoriales y librerxs de Paraná que nos acompañaron (Curiosa Exhibicionista, Providencia Galería, Gretel Schroeder, Saltacharcos Libros, y Vaporeso Libros), a todo el equipo barriletero que estuvo presente (Alicia, Rubén, Naza, Verena, Vero, Stefa, Martín, Abel, Amandine, Joaco, Pablo, Pamela, Fede y una lista interminable!)

















martes, 9 de mayo de 2017

Presentación del Libro del jardín





El 21 de abril presentamos en la sede barriletera el Libro del jardín. Esta tercera publicación de Ediciones Barriletes recoge las escrituras de un taller de poesía realizado en la Escuela nº 202 "Gaspar Benavento" en el año 2015. Junto a esta escuela venimos trabajando hace ya algunos años, invitadxs en un comienzo por una bibliotecaria cómplice, Graciela Genre Bert. 
Actualmente en esta escuela estamos realizando el taller anual de poesía junto a estudiantes de sexto grado, acompañados por su bibliotecaria y las docentes de lengua y literatura. 

En las páginas de este libro-jardín hecho con palabras de niños, niñas y talleristas pueden leerse poemas y ensayos sobre un tema común, el "jardín" en la poesía de distintos autores del litoral. Por eso, decimos que el libro lleva en sí mismo dos fantasías de intervención: por un lado, publicar literatura escrita por niños y demandar que sea leída bajo ese término, y, por otro lado, divulgar tanto a poetas de la zona del litoral argentino como el trabajo de talleres en las escuelas que Barriletes sostiene. 


Durante la tardecita-noche en el salón barriletero conversamos con Patricia Torres y Joaquín Díaz, quienes nos trajeron sus lecturas sobre las poéticas que se entraman en los pliegues de este libro, surgido de la articulación entre una escuela pública y una organización social. 

Más tarde, nos acompañó la bella música de Rumor Litoral, grupo de artistas paranaenses conformado por: Analía Bosque, Chela Martínez Bader y Maru Figueroa. Y para el cierro, también cantaron y tocaron canciones de nuestros pagos Diego Quiñones y Guille Lugrin.

Compartimos algunas imágenes del evento y agradecemos otra vez a lxs invitadxs!





 




sábado, 15 de abril de 2017

El jardín queda en tu imaginación

Presentación del Libro del jardín en el II Festival de Verano (Biblioteca Genoveva)

El domingo 4 de febrero de 2017 estuvimos en la Segunda edición del Festival Las Hortensias, que organiza la Biblioteca Popular Genoveva del Delta de San Fernando. El trabajo de esta comunidad amorosa alrededor de la Biblioteca es increíble: llevan adelante el Programa Libros para viajar, que nutre con literatura los largos viajes en lancha de chicos y grandes hacia sus escuelas; han ampliado el fondo bibliográfico de la institución y lo han especializado en literatura isleña; y llevan adelante también una Escuela de Canotaje que ya cumplió un año. Todo eso se vivió también en el Festival. Ahí participamos de una mesa sobre Edición e Infancia, junto a Fabiana Di Luca de La Grieta (La Plata) y nuestra poeta amiga Cecilia Moscovich (Santa Fe). Las fotos son de otra querida amiga, Silvia Castro.
Publicamos el texto que nuestro tallerista Lautaro Maidana llevó a Las Hortensias para presentar el Libro del jardín (Ediciones Barriletes, 2016).



He escrito un puñado de palabras mientras esperaba este Festival para contarles algunas cosas en torno al Libro del jardín, la tercera publicación hasta el momento del proyecto Ediciones Barriletes. Este libro tiene una escena inaugural. Es, sin embargo, una escena que me falta. No estoy en esa aula de la Escuela Primaria N.º 202 “Gaspar Benavento” de mi ciudad, pero mis compañeros me han contado varias veces que fue una mañana luminosa.

Sofía, Milena y Kevin, talleristas de la Biblioteca “Esos otros mundos”, han preparado un taller para niños y niñas de un quinto grado de esa escuela paranaense que estábamos conociendo en 2014. Inquietos por el desafío de María Adelia Díaz Rönner (2011) a acarrear nuevos textos a la infancia, y así marcarle otros límites a la literatura infantil, estos tres talleristas les leen a un grupo de niños y niñas de alrededor de 10 años un fragmento de la novela La cama de Aurelia del poeta Arnaldo Calveyra. ¿Cómo llegaron a esa situación? ¿Cómo generaron las disponibilidades necesarias para que esos niños entren en poesía (Devetach, 2008), es decir, para que puedan estar de otro modo en el tiempo y en el espacio de esa aula cuando escuchan a otros leer literatura? Aunque estos son los datos que me faltan, he visto, he leído y he tocado varias veces lo que surgió después de esa lectura. En la novela, Aurelia Campodonico fue llamada por su madrina a mirar un jardín afuera de su casa. En el taller, un grupo de niños dibujó y escribió ese mismo jardín con trozos de imaginación provenientes no solo de esa lectura reciente, sino de todo un camino lector y cultural previo.

Hoy, esos papeles que quedaron del taller conforman el pliego desplegable y a colores que acompaña el Libro del jardín. En ese entonces, esos mismos papeles nos entusiasmaron a planificar junto a Graciela Genre Bert, la bibliotecaria de la escuela, seis meses de trabajo para el año siguiente, 2015, en que ese grupo cursaría el sexto grado de la escuela primaria. Pero, además, esas escrituras y dibujos infantiles vinieron a legitimar, para nosotros, una serie de hipótesis de lectura que nos permitía leer en los textos de ciertos escritores del Litoral una poética particular, la del jardín.

“Apuntes para un Jardín” fue el nombre del grupo de lectura que a comienzos del 2015 acompañó ese proceso de planificación de los talleres, en el cual los talleristas leímos, discutimos y compartimos a los poetas que llevaríamos luego a la escuela. Poemarios de Diana Bellessi, Arnaldo Calveyra, Beatriz Vallejos y Reynaldo Ros fueron los alimentos literarios para pensar cómo llevar adelante un taller de poesía mensual junto a un grupo particular de estudiantes primarios y con el objetivo de inventar un libro durante todo ese proceso.

Después, otras fantasías alimentarían nuestro proyecto de trabajo. Si en una mañana de taller habíamos dibujado todo un jardín de flores, ¿podríamos llegar a escribir un libro entero sobre ello, un libro sobre el jardín? ¿Qué caminos era necesario, entonces, tomar? Más aún, si ese camino se recorrería en una escuela, ¿escribir un jardín no supondría un proceso de enseñanza y de aprendizaje? Comprometidos en hacer que un taller de mediación de lectura tenga impactos en cómo se piensa la enseñanza de literatura en nuestras escuelas, el proyecto de trabajo que devino en este libro supuso la hipótesis de que para leer y escribir poesía es necesario establecer un vínculo pedagógico entre personas y textos, el cual posibilitara la emergencia de esos aprendizajes, luego de un trabajo perseverante en el tiempo.

Por eso, este libro proviene de esas y de también otras demoras perseverantes en el tiempo. Demoras junto a compañeros de militancia en Barriletes, la Organización Social de la que formamos parte, en la redacción de un proyecto de financiamiento del Estado municipal para que este objeto fuera posible materialmente. Demoras junto a Graciela y otros tantos trabajadores de la educación sin cuyos andares constantes y guías nuestra visión sobre lo que aún podemos hacer en la escuela sería acotada. Demoras junto a amigos talleristas en preparar talleres y luego escuchar los ruidos del hacer que ahí se producen. Demoras junto a niños y niñas en el silencio envolvente de un poema para aprender a leer y escribir poesía.

Regalo bordado de Marisa Negri y Gabriel Martino

En 1986, Laura Devetach, sorprendida por las preguntas que alrededor del amor, la muerte y la escritura muchos chicos le hacían cuando ella los visitaba en sus escuelas, se lamentaba de cuán desamparados estaban los niños para hablar y ser escuchados sobre ciertos temas (habría que ver si hoy lo siguen estando). Nos animó, entonces, a los más grandes, a los responsables individual y colectivamente por los más chicos (Montes, 1998), a volvernos más “maestras compañeras” con esta pregunta: “Si estamos preparando a los chicos para que se expresen: ¿estamos preparados nosotros para escucharlos? (1991:100). Me gustaría que en esta presentación, en la que seguro me estoy olvidando de contarles otras cosas importantes, nos detengamos a escuchar también qué dicen los niños poetas.

Martín, en un taller en que le escribimos cartas a ciertas palabras, se hace preguntas que fundarían el arte poética de cualquier escritor que las lea y que de ahora en más quiera escribir algo sobre el paisaje.
PAISAJE:
¿Por qué todos te admiran?
¿Por qué te sacan fotos?
¿Por qué te adornan con flores y
plantitas?
¿Serás único, no lo sé, serás fantástico?

Cada vez que te visito me sorprendes, en
cada lugar que voy te veo, serás infinito. (2016, 46)

Por su parte, Gabriel, dentro de un abismo extraño, puede conjugar la lengua escolar y la silvestre para conocer mejor el mundo de palabras que el taller le ha puesto a disposición. Él le pregunta al ¿POR QUÉ? (2016, 30):
¿Por qué en todas las palabras te usan?
¿Por qué te llamas por qué?
¿Por qué no te gustan los humanos?
¿Te gusta el petróleo?
¿Te gustaría conocerlo?
¿Por qué el Pablo no vino a la escuela?
¿Eres raza indígena, mulato, etc.?
¿Eres fantasma?
¿Te gusta que te usen?
¿Cómo te sientes?
¿Le vas a hacer una denuncia a
Sarmiento?
¿Qué sexo sos?
¿Tenés amigos o amigas?
¿Me amas a cuanto más con las mismas ganas?

Me pregunto: ¿por qué nos importa escuchar, leer, lo que tienen para decir los niños? ¿Por qué es importante hospedar la infancia, hacerles un lugar de protección integral en nuestro mundo de grandes? En relación con esto, ¿qué puede un taller de poesía mensual en la escuela, organizado por cuerpos comprometidos de adentro y de afuera de esa institución escolar? Acudo a las palabras de mis compañeros Hernán y Gabriela, del taller que tenemos en otra escuela de Paraná, y encuentro en ellas algunas pistas para continuar. Dicen ellos:
En medio de una coyuntura en la que el Estado vuelve a ponerse el lente tecnocrático para leer en clave de estrategia los problemas educativos es necesario volver a señalar [junto a Flavia Terigi] que “la enseñanza es el problema que las políticas públicas deben plantearse desde el principio y resolver en el nivel máximo del planeamiento”.
Elegimos entonces volver a la -siempre incómoda- pregunta por el lugar de la literatura en la escuela desde esta perspectiva: ¿sobre qué políticas públicas se sostienen esas escenas de intimidad en las que unx niñx se encuentra ante un poema susurrado o leyendo en silencio debajo de una mesa? ¿Qué escenas posibilitan las políticas públicas y sociales en las escuelas? (Baralle e Hirschfeld, 2016:24-25)

Estas cuestiones tienen sentido en nuestro trabajo como talleristas de una biblioteca comunitaria y militantes de una organización social en cuanto hay dos insistencias que, siento, nunca son del todo atendidas por quienes queremos que lo hagan. Por un lado, una insistencia del orden didáctico, de políticas educativas. Para que la poesía tenga un lugar estable, planificado y cotidiano dentro de la escuela, ¿estaremos dispuestos a seguir reclamando políticas públicas y sociales para que este trabajo artesanal sea válido y posible en otras escuelas del país, de todo el país, toda una provincia, o toda una ciudad? En este sentido, y por otro lado, una insistencia del orden de los acuerdos mayores. ¿Cuándo vamos a lograr, como comunidad, como sociedad, adscribir a la Ley de Protección Integral de Niños, Niñas y Adolescentes? Quiero decir, ¿cuándo vamos a acordar finalmente que es ese el punto de partida para que los grandes nos hagamos responsables por esos sujetos de derechos que incluso los niños son?

Por eso es que también celebro la intervención de este II Festival de Verano, puesto que en el camino de reforzar el cañamazo de las tramas de nuestras comunidades podemos responder esas respuestas mirando y estando cerca del trabajo de la Biblioteca Popular Genoveva. No quería desaprovechar esta ocasión para también agradecer por la hospitalidad y la posibilidad de conocer este lugar, esta hidro-geo-grafía y sus construcciones que tan bien demuestran que el compromiso y la amorosidad con que trabajan juntos los cuerpos son una apuesta por el futuro, por los que vendrán en ese tiempo.

Amalia Boselli y Natalia Bindenmaister, de Compañía Torcacita

Por último, algunas cuestiones personales que también quiero compartirles. Por una parte, una confesión. Mientras preparábamos este viaje, les comentaba a Kevin y a Hernán que esta no solo sería la primera vez que habitaría por unos días una isla, sino que principalmente estaba muy entusiasmado porque sería la primera vez que viajaría en un tren. Del lado de mi mamá, provengo de una familia de obreros del ferrocarril. Incluso vivo en el Barrio Ferroviario de Paraná. Pero jamás había andado en tren antes. Siempre había sido parte de relatos familiares, de parientes que iban y venían de Paraná hacia lugares que todavía no conozco en Entre Ríos. Cuentos de vacaciones en trenes en los que yo nunca me había trasladado. Por eso también quería agradecer a este Festival, por lo inesperado que un encuentro puede provocar en las personas.

Cecilia Moscovich, Lautaro Maidana, Marisa Negri, Kevin Jones y Fabiana di Luca

Y por otra parte, un recuerdo. Cuando estaba en cuarto grado, la seño Marta nos hacía escribir composiciones, pequeñas narraciones que presentábamos muy formalmente en hoja aparte. Yo me esforzaba por tener un “vocabulario variado” según nos había enseñado la seño, lo que era más o menos tratar de no repetir siempre las mismas palabras, usar sinónimos, adjetivos por doquier, y demás. Recuerdo el tema de dos composiciones: una era relatar la historia de Pinocho de acuerdo a la película de Disney que nos habían hecho ver previamente, y que yo reconstruí como quise o como pude, porque había faltado a la escuela el día que pasaron esa película. La otra composición era inventarle otra leyenda a la de los delfines que contaban los tehuelches. Esta me había gustado más. Era sobre unos pececitos que, muertos, habían sido tirados al inodoro y luego resucitados en los conductos cloacales para llegar al mar transformados en delfines.

Esas hojas ya no existen más. También me faltan. Nadie las guardó para volver a leerlas, tocarlas, o preguntar qué pasaba que escribía esas cosas. En las antípodas de este hecho, el Libro del jardín se constituirá como archivo en tanto haya otros que reciban sus palabras, que las lean como fueron pensadas y publicadas, como literatura. ¿Acaso escribir y publicar no es lanzar palabras para que destinatarios desconocidos se arriesguen a hacer cosas con ellas? Algo de todo esto ya sabía Martín al dejarnos este secreto con la confianza sin reparos que solo un niño puede dar, y que nosotros tenemos el deber de cobijar.
Hay un secreto que ustedes no deben decirle a nadie! El jardín sólo abre las puertas una vez al año y ese día es hoy así que aprovechá y andá. (…)
El jardín queda en tu imaginación si podés ir hoy me vas a ver jugando con las hormigas contra las mariquitas.
Fin (2016, 31)

Lautaro Maidana
lautaro.maidana8@gmail.com
02/02/17

Festejamos el primer año de la Escuela de canotaje

Envíos
Asociación Civil Barriletes y Escuela N.º 202 “Gaspar Benavento” (2016). Libro del jardín. Paraná: Ediciones Barriletes.
Baralle, Gabriela e Hirschfeld, Hernán (2016). “El lugar de la poesía en la escuela: entre los espacios íntimos y las políticas públicas”, en Revista Barriletes (N.º 183, diciembre 2016, pp. 23-25). Paraná.
Díaz Rönner, María Adelia (2011). La aldea literaria de los niños. Córdoba: Comunicarte.
Devetach, Laura (1991). “Los chicos del destape”, en Oficio de palabrera. Literatura para chicos y vida cotidiana. Córdoba: Comunicarte, 2012.
-------------------- (2008). La construcción del camino lector. Córdoba: Comunicarte.
Montes, Graciela (1998). “La infancia y los responsables”, en El corral de la infancia. México: FCE, 2011.