Por Mariangeles García y Kevin Jones
Desde la Biblioteca de Barriletes
nos estamos acercando a modos alternativos de trabajar con la infancia, a modos
donde la singularidad tenga espacio para aflorar, y también, para florecer. Por
eso nos acercamos a la Biblioteca Mercedes de Giusto que funciona en el
Hospital de Niños San Roque, de la que conocíamos su modo de abordar la
infancia, las personas que trabajan allí, pero queríamos saber un poco más
desde la propia palabra de sus trabajadoras.
También sabíamos que desde este
espacio se habían realizado producciones literarias, ya que algunos niños que
concurrían a la Biblioteca habían escrito allí.
A partir de esto, y guiados
por la curiosidad, nos acercamos a este espacio para conversar con su fundadora
la Psicóloga Ana Bocedi, y con su bibliotecaria, Marcela Zapata. Les propusimos
una conversación en la que la experiencia de trabajo y de vida de cada una de
ellas pudiera tener lugar como testimonio de lo que allí acontece.
Desde nuestro espacio
creemos que las bibliotecas estamos destinadas a ser, más que recipientes de
libros, usinas culturales, suerte de pasadizos por los cuales promover un
ejercicio pleno de derechos. En este sentido, no es casual que este mes nos
encuentre preguntándonos ¿de qué manera interviene una Biblioteca en un proceso
de salud? ¿Qué palabras tiene para decir la literatura ante la crisis, ante la
enfermedad, ante los tiempos de una internación?
Salud
Al comienzo de su relato acerca del
inicio de este espacio, Ana encuentra claramente el sentido de sus prácticas al
enunciar a la Biblioteca del San Roque como un dispositivo de Salud Mental. Ni
bien hemos empezado a hablar, Ana nos señala que la Biblioteca no es escolar,
no es pedagógica. Con ese gesto, con esa convicción, nos han cautivado para el
resto de tiempo que la entrevista dure. El deseo fue desde un comienzo, hace
más de seis años, construir una Biblioteca que, a través de los cuentos que
supiera tender entre chicos y trabajadores de la Salud Mental, permitiera
llenar de contenido, ocupar ese tiempo tan distinto, tiempo otro de las largas
internaciones. “Sobre todo cuando son
chiquitos –nos señala. Un adulto, por ahí puede soportar más una internación
pero un niño internado es una familia internada. En realidad, y sobre todo si
son del interior, las madres tienen que dejar a otros hijos, hay todo un
movimiento que realmente es un tiempo detenido, y toda la energía puesta en lo
que es el sanar que es eso por lo cual lo trajeron aquí al hospital.”
Sin
embargo, en ese sanar que el Hospital propicia, muchas veces se producen
olvidos de otros aspectos de lo que, más allá y más acá de nuestro cuerpo, nos
constituye. Como refiere Ana, “porque es como que eso también se desdibuja, vos
te quedas sin los olores de tu casa, sin tu almohada, sin tu cama, sin tus
amigos, sin tu barrio, y… ¿y vos? Bienvenido sea, porque en realidad es para
sanar, pero desde la mirada médica, uno es un cuerpo, digamos, y la
subjetividad queda allí como muy desdibujada…”.
En
la Biblioteca del San Roque se prestan libros y juegos. Al principio contaron
con pasantías de la carrera de Bibliotecología. Luego pudieron finalmente
contar con una Bibliotecaria, Marcela Zapata, quien hasta hoy se desempeña en
la institución. Esta Biblioteca suele ofrecer talleres, además de recibir
escuelas. Esto es importante, nos explicaron, en la medida que permite a los
niños y niñas venir al Hospital más allá de las urgencias y enfermedades.
Darnos cuenta que gran parte de la Salud, en un concepto más integral como se
ha querido construir en nuestro país en los últimos años, se pone en juego en
poder habitar estos sitios cuando estamos, entre comillas, “sanos”.
La
Biblioteca también sube a las salas, visita internados, se confunde entre los
pasillos y, a veces, se queda quietecita entre pufs y anaqueles donde Ana y Marcela
nos permiten entrevistarlas esta mañana.
Niños
¿Cuáles son
las áreas en que la Biblioteca se hace presente actualmente?
Ana Bocedi -La idea un poco es cambiar
el Paradigma de venir al Hospital no porque estas enfermo, sino porque hay algo
más saludable también que podemos ofrecer. Esto es un concepto fundamental de
empezar a cambiar la idea de Salud y Enfermedad, y ofrecer algo más saludable.
Porque en este Hospital de Niños no había nada de niños. Si bien todos
trabajamos para los niños, no había un espacio de juego; hay un patiecito sí,
que a veces se abre, otras veces no, si llueve, alpiste, no lo podes usar.
Ahora se está usando un poco más, pero en su momento estaban “la ñata contra el vidrio” los pibes, cada
vez que venían.
Tenemos esta doble función,
de ser un dispositivo en salud, de trabajar como biblioteca, con todas las
características de una biblioteca, y a la vez cuatro áreas de trabajo. Una,
dentro del espacio de biblioteca, los pibes que vienen, a esperar a ser
atendidos (que la calidad de espera sea mejor). Por otro lado, los que no se
animan a venir porque tienen miedo de perder el turno: la idea es trabajar con
los estudiantes y nosotros llevar la biblioteca a los pasillos, esa es otra
área donde nos manejamos. Otra de las áreas es en las salas de internación, que
es lo que sostienen Marcela. Y ambas sostenemos la relación de la biblioteca
con el afuera, que es cuando nos invita Paraná V, el estar conversando con
ustedes y promocionando este espacio, bueno lo vamos sosteniendo juntas.
Luego de leer
otras entrevistas queríamos abordar esta entrevista desde otro lado, desde tu
implicancia y tu singularidad acá en la biblioteca. ¿Cómo fue tu llegada a la
literatura? ¿En qué etapa de tu formación profesional o de la vida?
Ana - Eso fue casi al final, qué
sé yo. La verdad, yo sentía que la clínica ya no… al menos el recorrido que yo
había hecho de la clínica, con las cuestiones sociales que vienen con una
diversidad y una complejidad, que no encontraba otro modo, y en lo personal la
verdad que tenía ganas de renunciar, porque sentía que ya no, no sabía por
dónde. Y surge la idea por una cuestión personal, este espacio tiene el nombre
de María Mercedes de Giusto, porque precisamente Mercedes era una compañera
nuestra, de trabajo que falleció en el año 2007, fue directora en Salud mental.
Fue como esa mezcla de
sentimientos. Mercedes escribía a su vez, y bueno… no sé si contar esta
cuestión tan personal, pero fue un poco lo que me incentivó a abrocharme con
esto. Yo en realidad no tenía un recorrido de literatura, y mucho menos
infantil, más allá de lo convencionalmente establecido. Con el tiempo uno se va
interiorizando.
La infancia va cambiando,
tiene una complejidad increíble; y la verdad que sentía que desde la clínica, a
mí personalmente, no me alcanzaba.
Esto surge en toda esta
mezcla, que ni siquiera lo puedo terminar de definir, lo sigo hablando y me
parece que le paso a otra persona.
Historias
La historia
íntima está dentro de nuestras búsquedas, porque nosotros siempre tratamos de
pensar la biblioteca como un sitio de atención hacia el otro, que pueda alojar
deseos del otro. Algo que en todas las Organizaciones Sociales es siempre muy
difícil: encontrar la singularidad. Por eso mismo siempre decimos que el lugar
de la biblioteca en Barriletes es un lugar incomodo, productivamente incómodo,
como biblioteca. Si lo pensamos como un espacio de juego, un espacio de
préstamo de libros o si lo pensamos como un espacio de aprendizaje retoma su
lugar cómodo. Pero cuando lo pensamos como un espacio de lectura y escritura,
ahí ya la cosa se complica. Así que nosotros desde hace un tiempo tratamos de
revisar siempre cuales son nuestros deseos puestos ahí, y desde ese sitio
proponer. Porque muchas veces sucede eso ¿no?
Ana - Sí a mí, con el tiempo me
pasó… Los pibes cuando vos les contás o leen, ellos se pueden historizar a sí
mismos también. Entonces a mi parecía que era muy buen camino, más allá de lo
que lean, de Bruno Bettelheim, de todas las cuestiones de construcción de la
subjetividad, y demás, vos los ves, como participan, cómo después pueden contar
algo de sí, pueden historizarse en esa historia, o en esa otra historia que
escucharon. La verdad que es bellísimo, a mí me satisface muchísimo más
utilizar esto, hasta en el consultorio privado, esto de poder utilizar estos
relatos, para que ellos se puedan relatar a sí mismos, y me parece un muy buen
instrumento de abordaje para la niñez, para poder trabajar las emociones…
Es como raro dentro del
Hospital, porque viene y conlleva esta cuestión tan real de la enfermedad en el
cuerpo, y a veces no hay lugar, pero simplemente los tenés que esperar un
ratito nada más y puede aparecer, esto de sus historias y sus subjetividades.
Sutilezas
¿De qué modo
concebís la articulación entre la literatura y la intervención desde la
Psicología, y desde el Paradigma de la Salud Mental?
Ana - Desde allí, de poder poner
en juego lo que vos traías como el deseo, sobre todo de los niños, y poder
trabajar esto dentro de un Hospital, donde realmente en estos lugares tan
públicos, lo privado queda absolutamente desmembrado. Entonces me parece que poder
trabajar a través de un cuento y empezar otro relato, que no sea solamente la
herida del cuerpo, te ayuda, te ayuda a sanarte más rápido, te ayuda a poner
las emociones en juego. En ese tiempo tan extraño y tan detenido que es una
internación, se llena de otra cosa, que no es solamente sueros y agujas.
En ese sentido
te queríamos preguntar, porque acá teníamos este relato de un espacio de
biblioteca arribando a un hospital. Nosotros teníamos ganas de invertir la
pregunta, y preguntar qué sucede ante la nueva Ley de Salud Mental con las
bibliotecas, si las bibliotecas, consideran ustedes, más allá de este espacio,
deberían comenzar a pensar esto, de su rol en la comunidad. ¿Una biblioteca
popular por ejemplo podría ser pensada como parte de un proceso de salud
comunitaria?
Ana - Pero que no te quepa duda.
Por eso te digo, lo que utilizo es el concepto de saludable, lo más saludable
posible, dentro de todas estas diversidades y complejidades. Por supuesto,
todos los hospitales, las comunidades deberían tener este espacio de
producción, de lectura.
Por supuesto que sí, debería
ser uno de los estandartes en la nueva Ley de Salud Mental. Por eso lo pienso
así, desde lo saludable, en tanta complejidad.
Lo que tiene esto es que es tan
sutil, que parece que no pasa nada, pero está pasando de todo.
Vínculos
¿De qué modos
la biblioteca construye vínculos en el tiempo con un niño?
Ana - Vienen solitos, vienen hasta
en vacaciones, eso es precioso, vienen solos a la biblioteca en vacaciones. Eso
es conocer el hospital desde otro lugar
Marcela - Yo sabes lo que veo, el
tiempo cronológico, que ya están grandes, y que en cualquier momentos ya no los
vamos a ver, a no ser que ellos vengan a visitarnos, por una cuestión de edad.
Acá la atención termina a los 14 años.
Y acá hay chicos enfermos, y esa
enfermedad nos ha dejado a uno de nuestros chicos también, que para mí está
presente, pero yo lo vi hasta ahí; o sea yo no voy a tener la posibilidad de
seguir viéndolo en otra etapa de su vida. También nos pasa eso, estamos en un
hospital.
Cuando ya son más grandes pasan a
saludarnos o a darnos un beso o a preguntarnos como estamos y siguen. O vienen
por sus hermanitos más chiquitos. Ellos van creciendo en edad, pero acá llegan
hasta los catorce. Eso yo lo estoy viendo ahora, yo hace 4 años que estoy, 5
con la pasantía. Y estoy viendo el otro tema, de que al ser un hospital, al
haber chicos enfermos, se nos quedó una nena acá. O sea va más allá de nuestras
funciones, va más allá de nuestro trabajo. Nosotros entablamos vínculos, con
los chicos y con la familia, porque llega un punto donde vienen las mamás y
charlan, compartimos un mate en la sala. Hay chicos que vienen cada 2 o 3 meses
a hacerse sus controles a Oncología, y los volvemos a ver, en otras
circunstancias, físicas. Todos esos procesos nosotros los pasamos con ellos.
Por eso hay otro vinculo, más ahora
con las redes sociales, el vínculo traspasa lo físico.
Presencias
Mientras cerramos esta entrevista,
comenzamos a proyectar un trabajo compartido entre la Biblioteca infantil
“Mercedes de Giusto” y nuestra Biblioteca barriletera “Esos otros mundos”. ¿Por
qué pensar una Biblioteca que se haga presente en escuelas, en hospitales?
Queremos así, desde esta intervención pequeña y situada hacernos cargo de decir
presente dentro del entramado social que denominamos como "público".
Así, creemos que la coherencia en la defensa de una Educación pública se hace
cuerpo cuando ocupamos ese espacio en tanto que territorio que atravesamos y
nos atraviesa. Y así es que desembarcamos ahora dentro de una experiencia
terapéutica y cultural sumamente singular como lo es esta Biblioteca, suerte de
pasadizo secreto por el cual ingresamos a ese mundo denominado "Salud
pública".
publicado en Barriletes. Número 167. Agosto 2015.