martes, 21 de abril de 2015

Hasta acá, hemos recorrido un largo viaje, muchachos - Por Lautaro Maidana

Para romper mi hielo, no puedo sino decir que se me entreviera todo al hablar sobre la praxis del Equipo de Mediación de Lectura. Por eso, en principio, me gustaría presentarnos. Somos un colectivo autogestionado para la intervención en espacios públicos y comunitarios; intervenciones en las cuales nos damos tiempo y lugar para mediar textos. Lo formamos, en general, estudiantes universitarios de Letras: Kevin Jones (Seguí), Lautaro Maidana (Paraná), Milena Frank (Crespo), Hernán Hirschfeld (Paraná) y Sofía Dolzani (Avellaneda). Recientemente, y con mucho gusto contamos también con Mariángeles García (Villa Elisa), estudiante de psicología cuya incorporación al Equipo se da desde el campo de la investigación; en concreto, una tesis sobre cómo opera la ficción en la infancia.


            Este Equipo cuenta ya con cuatro años de actividad, con altas y bajas. Este año, y a consecuencia de la mudanza de la Asociación Civil Barriletes y del posterior y actual reacondicionamiento de la Biblioteca Esos Otros Mundos, el Equipo se vio de alguna manera fusionado con la Asociación, y sobre todo dándose a conocer al público en general, a partir de esta inclusión en un marco institucional más grande y complejo.
            Lo anterior vendría a ser una especie de tarjeta de presentación de este grupo de jóvenes que ha decidido representar una parte de Barriletes, a partir del trabajo y el compromiso asumidos con la Biblioteca Comunitaria Esos Otros Mundos. En lo siguiente, voy a dividir mi discurso en relación a las cuatro áreas en donde se desenvuelven nuestros haceres.
            En primer lugar me voy a referir a cómo configuramos nuestra Biblioteca como una biblioteca comunitaria. La Biblioteca Esos otros mundos es un espacio que heredamos de la ONG Barriletes, herencia que trajo consigo los valores y ejes comunitarios de dicha organización. Pensar, entonces, una comunidad de lectura dentro de la Biblioteca supone que sostengamos una serie de propuestas de taller que posibilitan el tráfico de lecturas y de escrituras, el desarrollo de procesos de subjetivación, y muy importante: la creación de la lazos simbólicos y afectivos no sólo entre los participantes de los encuentros, sino entre ellos y los textos.
            La fundamentación de estos talleres está atravesada por una concepción de la literatura como derecho (Kasiku y otros, 2003). Además, esta manera de concebir la lectura de literatura se ve potenciada por los aportes de Graciela Montes y Laura Devetach, quienes desde su experiencia como escritoras de literatura infantojuvenil y gestoras culturales, han elaborado los conceptos de espacio poético (Devetach, 2008) y de frontera indómita (Montes, 1999). Estos conceptos se entrelazan con nuestra práctica en la medida en que piensan a la lectura más allá de las ideas de hábito, deber, placer y didactismo que fundamentan muchas de las llamadas propuestas de promoción de lectura. Por ello, a esta estructura de la promoción de lectura nosotros oponemos como categoría fundante de nuestra biblioteca comunitaria la propuesta de mediación de lectura, concepto que tiene su origen en las investigaciones de la antropóloga francesa Michèlle Petit (1999; 2001; 2009).
            La mediación de lectura, entonces, deviene de una cartografía compleja que conjuga la lectura teórica y literaria con los diferentes trabajos que, en contextos diversos, el Equipo ha venido realizando. Entre ellos, una serie de talleres poéticos mensuales, libres y gratuitos, realizados desde agosto de 2014 en la anterior sede de Barriletes y en la Plaza Sáenz Peña de Paraná. En estos talleres poéticos se lee entre los asistentes un libro de un poeta que, en principio, reúna las características de provenir de la geografía de nuestro litoral argentino, y de ser más o menos raro, inhallable o poco conocido. Así, no solo hemos compartido lecturas y escrituras de Arnaldo Calveyra, Ema Barrandeguy, Orlando Van Bredam, Diana Bellessi, Beatriz Vallejos, Juan Manuel Inchauspe y Cristina Villanueva, sino que cada asistente se ha llevado una copia artesanal del texto leído, como gesto de amor de la Biblioteca comunitaria Esos Otros Mundos hacia los demás/ afuera. Otro taller nuclea a un grupo de lectura en torno a autores de la región del litoral que se centren en el jardín como posibilidad de escritura y posibilidad de vida. Estos encuentros semanales han recibido el nombre de Apuntes para un Jardín, y en ellos se leen obras como El jardín, de D. Bellessi o La huerta azul, de Reynaldo Ros.


            Hay también otras instancias de mediación dentro de nuestra biblioteca comunitaria, pero ahora me detendré en la segunda área de nuestro hacer. Son los casos de dos escuelas primarias estatales de nuestra provincia. Desde el año 2013, se han hecho realidad una serie de proyectos anuales en articulación con la Biblioteca de la Escuela Primaria N° 1 de tiempo completo “Dr. César Blas Pérez Colman”, que funciona dentro del Complejo Educativo Escuela Hogar “Eva Perón”. Se ha trabajado con alumnos de 5to y 6to grado en los años 2013 y 2014 respectivamente. Los objetivos de estos talleres de mediación de lectura han sido propiciar ocasiones de lectura y escritura, desnaturalizar el miedo al libro, dar lugar a disponibilidades poéticas que permitan a los niños y niñas entrar en poesía (Devetach, 2008), y por último, leer un corpus de autor de “literatura infantil” como literatura, brindando herramientas para la construcción de un camino lector autónomo.
            Entendemos que garantizar el derecho a la lectura junto a los niños y a Dolly, su bibliotecaria, es una forma de estar en el mundo y de hacerlo más “vivible” mediante la literatura. Este estar siendo en el mundo es el que Laura Devetach en La construcción del camino lector (2008) denomina como estar en poesía. Y otra vez no podemos dejar de lado la mirada de Graciela Montes, quien nos habla de una frontera indómita en constante construcción, un territorio al que se ingresa y que puede ser conquistado en las escuelas. Concretamente, durante el 2014 hemos ensanchado la frontera indómita de estos niños a partir del trabajo de mediación de un corpus de autor elaborado sobre la obra de Ema Wolf, escritora argentina. Y durante el primer trimestre de este año, tomamos el desafío de trabajar junto a alumnos de 1ro, 2do, y 3er grado con el objetivo de crear caminos físicos y simbólicos de viaje hacia la biblioteca escolar y de reconocer los libros que allí se pueden hallar.
            Por otra parte, el año pasado iniciamos otra articulación con la Biblioteca de la Escuela Primaria N° 202 “Gaspar Benavento” de Paraná y, otra vez, de la mano de su bibliotecaria cómplice: Graciela. Durante el primer semestre de 2014, se desarrolló en esta Escuela el proyecto El viaje hacia el poema, coordinado por nuestro Equipo, que tomaba a su vez como antecedente el proyecto Leer: un viaje de infinitas posibilidades (2010) de Graciela Genre Bert, bibliotecaria antes mencionada. Este trabajo vino a inscribirse en una línea específica de intervención, interna a la institución escolar. En esas ocasiones nuestro eje también giró en los bordes de la relación infancia/poesía. Entendiendo, pues, que la infancia, o la memoria de infancia en nuestro caso de jóvenes, es un espacio clave para entrar en poesía, elaboramos las propuestas de trabajo. En ellas, mediamos textos de autores que canónicamente no son considerados infantiles, como A. Calveyra y G. Benavento; mezclándolos con otros autores que, si bien escribieron para la infancia presentan una ambigüedad que hace más productiva su lectura, como Ricardo Zelarayán y Edith Vera. Elegimos estos autores porque creemos, junto a María Adelia Díaz Rönner que la “literatura infantil” es un edificio en construcción al cual corresponde a nosotros, los mediadores, acarrear materiales e intervenir. Siguiendo estas mismas líneas, estamos continuando este año el trabajo, leyendo y buscando junto a los niños y toda la comunidad educativa de la Escuela “Gaspar Benavento” otras maneras de leer el jardín como espacio poético proveedor de vida, memorias de infancia y escrituras.


            La tercer área de nuestra práctica tiene el camino hecho más añejo. Me refiero al trabajo territorial sobre los senderos que forman el Barrio Paraná V y Villa Mabel, también de Paraná. “Nuestra fantasía de intervención consiste en transformarnos junto a los niños y niñas de Villa Mabel y Paraná V dentro de Barriletes, construyendo espacios y tiempos (Montes, 2001) que den lugar a la poesía. Y en ese dar lugar a la poesía es que nuestras subjetividades afectan y se dejan afectar”, dice uno de los proyectos, dispositivos mediante los cuales se textualizan nuestros hondos deseos. Estos deseos se han ido materializando semanalmente durante los años 2013 y 2014 en la ex sede de Barriletes. En este período y lugar podemos ubicar hoy el origen de este complejo recorrido como Equipo de Mediación de Lectura. En este caso uno de los puntos álgidos del proceso de los talleres barrileteros fue la publicación en 2014 del libro Abracadabras de misterios. Como parte de nuestra política de archivo, Abracadabras de misterios recopila una serie de escrituras hechas por niños y niñas del taller barriletero y de la Escuela Hogar. Este libro da cuenta de las hospitalidades construidas entre niños y talleristas, sobre las cuales aprendieron a “curarse los ojos”, metáfora que se disemina a lo largo de las páginas de esta publicación.
            Este recorrido barriletero tiene su correlato en el trabajo barrial impulsado actualmente por Milena Frank, y producto de la recientemente creada y batallada Área con niños y niñas de Barriletes. Se trata de un taller de exploración territorial y demográfica partiendo desde Centro de Salud “Arturo Illia” de Barrio Paraná V, y que cuenta como cimiento un trabajo interdisciplinario, novedoso para nosotros, entre la psicología social, la musicoterapia y la mediación de lectura. Este taller supone nuevas formas de cooperación horizontal con talleristas de otros campos disciplinares, y sus objetivos son generar diálogo entre las distintas representaciones del barrio, constituir el espacio de taller como práctica efectivizadora de derechos, y ensanchar el espacio vital de los niños y las niñas.
            Es de cabal importancia resaltar acá el taller de mediación de lectura realizado durante un año y medio en la Casa del Adolescente, una residencia para jóvenes institucionalizados penalmente. Esta experiencia fue llevada a cabo por Sofía Clara en la ciudad santafecina de Rafaela. Como resultado de esta irrupción de la literatura en un contexto de encierro y su posterior dinamización bajo el lema “Juguemos en el bosque mientras el lobo no está”, se publicó también un libro llamado Sentimientos escondidos, con escrituras de esos jóvenes condenados. Aquí es cuando nuestra práctica se afirma terminantemente como intervención social y política. No sólo decimos, sino que hacemos de la mediación de lectura la garantía de generar disponibilidades poéticas para liberar aquello que tenemos oculto, para ensanchar la frontera indómita y desacorralar las infancias; para liberar, en fin, las subjetividades escondidas ocultas al mundo y a causa de ese mismo mundo, y que pueden aflorar a través de textos literarios.
            Para finalizar, esta vez recorreré rápidamente la cuarta esfera de nuestra praxis. De toda esta cartografía que vivenciamos paralelamente a nuestros estudios universitarios, tomamos prestadas prácticas y formas de lectura de las academias para crear nuestros propios espacios de formación. Así, contamos con un Taller sobre Mediación de Lectura a finales de cada año, en el que reconstruimos y repensamos nuestros corpus y bases teóricas, además de los ires y venires durante todo el ciclo anual inmediatamente anterior. A raíz de estos talleres, pues, quedó construido el año pasado un dossier con los textos mínimos que fundamentan hasta ahora nuestro hacer, y entre ellos están: La frontera indómita. Construcción y defensa del espacio poético y Literatura infantil: creación, censura y resistencia, de Graciela Montes; La construcción del camino lector, de Laura Devetach; Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura, de Michèlle Petit; Escritura e invención en la escuela, de Maite Alvarado; Cara y cruz de la literatura infantil y La aldea literaria de los niños, de María Delia Díaz Ronner, y por último la Ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes.
            A comienzos de este año 2015 y gracias al gestionamiento de Mariángeles García hemos venido sosteniendo un Espacio de Formación, interno a los integrantes del Equipo, en los cuales nos damos a la tarea de abordar textos que requieren una lectura mucho más atenta. Tales son los casos de Papel máquina y Dar (el) tiempo, del Jacques Derrida. En el futuro nos daremos el tiempo para leer Una infancia en el país de los libros, de Petit, Cómo vivir juntos, de Roland Barthes y El idioma de los niños, de Luciano Luterau.


            Para concluir por fin, querría compartir con ustedes unas pequeñas reflexiones luego de las primeras lecturas de Derrida. En primer lugar, que somos nosotros como lectores, jóvenes, estudiantes, talleristas, mediadores, futuros docentes, amigos en fin, quienes les damos sentido a las cosas. “Ustedes conceden, prestan o confieren cierta atención y cierto sentido a lo que hago al dar una conferencia”, comenta Derrida a comienzos de su libro Dar (el) tiempo. Y en segundo lugar, que según este filósofo sólo la literatura tendría el don de explicarlo todo. En ese camino estamos, dándonos tiempo y amabilidad, lecturas y poesías; dándonos la chance de leer el mundo desde una alcantarilla, de mirar una rosa hasta que se nos pulvericen los ojos.



Lautaro Maidana
Biblioteca Esos otros mundos

Este trabajo fue leído en el panel "Barriletes en la comunidad. Aprendizajes y desafíos" en el marco de la Semana de las prácticas pedagógicas organizadas por el Instituto de formación superior de Diamante el día 20 de abril de 2015.

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