Cuando
una anda , así como sí nada, a veces le pasa que se sienta y lee.
Es
entonces cuando una que anda, así como si nada , se da cuenta que anda
desnuda.
Aparecen
allí las otras , las que tejen, y comienza rápido la ceremonia del vestido.
Una
comienza con una palabra pequeña y suave como vida
y
avanza con otras como ríos , mundos, hombre, taza, o corazón, y resulta que un
rato está vestida.
Las
voces de algunas poetas tienen la cualidad de vestirme, de ponerme ropas de
mujer y andar por ahí con los dedos manchados de tinta.
Voy
a hablar de las poetas que se sientan a la mesa de leer y de escribir y que
deambulan por mi habla.
Dice
Diana Bellesi " hay un silencio que precede al mundo" ese silencio
cae como roca contra el azul del cielo o del mar y entonces brota en la que lee
la poesía, ya que eso pasa cuando se lee poesía de mujeres inmediatamente una
habla, otra escribe, abren la mano , el pecho, la boca , a la palabra.
Igual
que unas madres nos repiten , en voces pequeñas , el poema está allí,
explorarlo es tu desafío, así nos vamos reconociendo en sus palabras.
Bellesi
procura un habla plural dinámica que nos lleva de viaje recorriendo lugares , islas,
cuerpos , arma diarios de ausencia donde lo más ansiado es la belleza, la ley
de la belleza, el derecho a la belleza.
"
No es la leche
echada
a perder: cuajar
es
pasar a otro estado
de
belleza. Sólida
y
un poco agria sin embargo.
Instalada
con paciencia
es
alimento también
de
un nuevo sueño nacido
en
la vigilia de lo real.
Esto
es un fragmento de Angelus , un poema dedicado a José Luis Mangieri que tanto
hizo por la poesía .
Ese
pedacito de poema es una puerta abierta a la lectura de Diana, esa poeta que
dice :" si no toco y miro y huelo no puedo decir nada" .
Diana
Bellesi busca y encuentra al costado de un camino y también dentro de los
libros escritos por otras , arma rutas para que sigamos sus pasos.
Las
poetas arman lazos entre ellas, tejen matras, ponchos, se pasan recetas ,
acomodan un mundo en femenino , a propia hechura, donde tiran abajo, con suma
suavidad, algunos canones obtusos.
Así
aparece sentada en un auto Irene Gruss "al volante mirando fijamente la
mano contraria, cantando canciones de preguerra" dominando su ira contra
los años del silencio , buscando la forma de vivir intensamente.
Y
la que lee entiende que le llega la hora de partir al cuaderno escolar y hacer
un alto para ponerse a contar su propio viaje.
Eso
sucede invariablemente con los poemas escritos por las otras, nos llevan
siempre a una misma conversación nunca suspendida.
Dice
Alicia Genovese en su libro La Doble Voz, "que desde los 80 se evidencia en
la Argentina una búsqueda , por parte de las escritoras, de modelos femeninos
para su práctica de escritura; una práctica que implica tomar la palabra,
instalar la voz en el discurso, apropiar lo otro".... y es entonces cuando
yo, la una, que lee a las otras, pienso que lo otro es traer a la mesa las
cosas más sutiles que hacen a la vida, un par de tazas de té servidas, unos
platos sucios, un balde donde enjabonar la infancia y sentarla al lado
planchadita, donde lo que se nombra , se nombra en una voz sexual y propia ,
como la voz de las dueñas de la palabra no concedida sino ganada.
Leo
a Juana Bignozzi dice:
"
Las mujeres de mi generación
las
que tuvimos la suerte de no convertirnos
en
atemporales secas acumuladoras de inútiles/
conocimientos
somos
cursis
toda
conversación empieza evocando la vida
por
eso las que hemos resistido
somos
suaves dorian gray
trampeando
sin amigos
supuestas
conocedoras de conductas
en
realidad sufrimos los arquetipos
nosotras
también finalmente tipos clásicos
sólo
aspiramos a no entender
los
adjetivos que puedan dedicarnos
los
límites se miden dese el comienzo
el
final se valora desde el vamos"
Esas
palabras me dan como un empuje para escribir sobre como leer a las poetas de mi
tiempo, en esa clave cotidiana de la receta de cocina, ese manual de
instrucciones para poner en la lengua el sabor de un sexo escrito, de esa forma
simple del acto de habla cotidiano , con la imprecisa profundidad de iceberg.
Cada
poeta en su propio mar, pero de Mármara , navegado por otros mares barcos, pero
siempre mar, la mar.
La
lista sigue y entre los estantes de mi biblioteca de escribir está sentada Olga
Orozco que me pone alerta en su texto "Al pie de la letra" dice
en unos versos :" De un margen de la noche a otro confín , del permiso a
la culpa, /dibujo con mi propia trayectoria la escritura fatal , el ciego
testimonio."
Sé
que este dibujo ,esta palabra , este verso no cederá al olvido, ha marcado con
un tatuaje intenso un porque en la escritura, escribe y me dicta que no hay
impunidad para estas mujeres que se decidieron a escribir.
Se
leerá entonces, me digo en este orden , mujeres que escriben , mujeres que
escriben sobre la lengua de la infancia, mujeres que escriben sobre los
trapitos por lavar, mujeres que escriben por el derecho al goce de gozar,
mujeres que escriben mirando por el espejo retrovisor a las que quedan atrás,
mujeres que escriben por el placer de leer y así la lista sigue, leer palabras
en letras escritas con tinta azul pálida.
La
mesa está revuelta, acá cerca de la mano hay un pila de libros, todos escritos
por mujeres, todos los libros tienen cuerpos, y no podrá nunca separase el
cuerpo de la palabra, incorporar el cuerpo en la palabra trenzarlos sin que uno
tenga dominio sobre el otro, ser voz con cuerpo, esa es la característica de la
poesía escrita por mujeres del siglo XX , y una, la que lee, se sabe estar
siendo en esa poesía.
Ahora
voy por un café a mi cocina, es de noche, tarde, mañana tengo escuela, tercer
año a primera hora, unos chicos despiertos y feroces me esperan , pero sigo ,
no puedo dejar la mesa sola, ahí están las dueñas de mi noche, la Alfonsina
inquieta de ciudades futuristas, Silvina con los pies sobre los brazos de
un sillón traduciendo un mundo blanco y mirando a esos dos que juegan a un
misterio, Delmira la niña enamorada, Marosa peleando entre las flores, Macky
Corvalán ,mi amiga, hablando de los pechos de su amada, todas hacen un silencio
repentino, saco unos papeles borradores y aparece Alejandra, mi taza de café se
enfría.
Alejandra,
Alejandra
debajo
estoy yo
Alejandra
La
voz en el cuerpo , un cuerpo hecho de voz y de silencio, el acto de nombrar ,
el acto primero de Eva en el paraíso, el acto de nombrar a esta que lee , a una
y a otra que están en el viaje de la escritura.
No
puedo separar a la que lee de la que escribe, soy todas ellas y no soy ninguna,
por eso cuando caigo así a la noche, mis manos se cruzan con su nombre siempre,
Alejandra, aleja , al menos por un rato la imposibilidad de no tener palabra
para nombrar el día.
"No
puedo hablar con mi voz sino con mis voces." dice Alejandra en Piedra
Fundamental , yo me apropio de ese verso y lo leo pensando en las que nombro,
no puedo hablar con mi voz pequeña y ronca, son las voces de las otras, las
hermanas mayores o las madres las que hablan, no puedo decir más que lo dicho,
es tanto lo que falta, no puedo contar las tardes , ni las noches en que
mi nuca comienza a llover dolores tibios , los libros pesan, y nos cambian ,
sólo puedo decir lo sucedido, lo que tanta palabra iluminada ha marcado a
esta una que andaba sin ropas por la vida y sus hermanas mayores han vestido.
Ahora
bajo mi vestido arde un mundo rojo sangre tinta azul , doméstico y salvaje que
ilumina mis huesos , una es otra por que lee:
"Había
que escribir sin para qué, sin para quién.
El
cuerpo se acuerda de un amor como encender la lámpara.
Si
silencio es tentación y promesa" Pizarnik dixit
Coser
con agua, puntadas cortas, armar el ruedo, romper los moldes, coser con agua.
Red
Federal de Poesía
Encuentro
Federal de la Palabra
2015
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Liliana Campazzo (Buenos Aires, 1959). Es una poeta, radicada desde hace tiempo en Viedma (Río Negro). Impulsora cultural, docente y poeta.
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