En la sucesión de lecturas en voz alta que los estudiantes realizaron de este poemario se traza un viaje que va de la palabra siempre ausente del Rey de la Cabina a la voz de Paloma que abre y cierra sola las cartas una y otra vez.
En la calidez de esta mañana de Escuela reencontramos en la poesía un sitio que nos habilita a hablar de aquello que no tiene lugar en otros sitios.
Las cartas al Rey de la Cabina se abren así, y con esa voz nos animamos a recorrerlas en la escuela:
"A quien tanto amé y se refugió
en la parte más lejana del mundo, según él:
la cabina de una grúa
(él que no había tenido jamás
una herramienta
en las manos).
Debes sentirte libre, encerrado en tu torre,
adicto al silencio.
Paloma"
No hay comentarios:
Publicar un comentario