jueves, 25 de junio de 2015

La noble tarea de crear mundos con fantasías

Nota de Pablo Russo publicada en El Diario el día 14 de junio de 2015.


Diversas propuestas que buscan acercar a los niños a la literatura destacan la importancia de explorar los universos poéticos y narrativos desde la infancia.

Para descubrirse a sí mismo, Bastián, el protagonista de La historia sin fin, debe abandonar el mundo real y perderse en lo fantástico. “Cuando nos fijamos un objetivo, el mejor medio para alcanzarlo es tomar siempre el camino opuesto. Para llegar al paraíso, Dante, en su Divina comedia, comienza pasando por el infierno. Para encontrar la realidad hay que hacer lo mismo: darle la espalda y pasar por lo fantástico”, dijo en una entrevista Michael Ende, autor de la clásica fábula llevada al cine por Wolfgang Petersen en 1984. Esa es la motivación principal de los talleristas que trabajan para acercar a los niños a las letras: abrirles ventanas a otros mundos, siempre a través de una indagación lúdica. El fin: ejercer el derecho a la poesía y constituir futuros lectores, no solamente de libros sino de la realidad que los rodea. EL DIARIO imagina un recorrido posible por algunos de los planteos literarios para los locos bajitos, en su mayoría relacionados a bibliotecas e instituciones. 

DE OTRO MUNDO

En la biblioteca Esos Otros Mundos de la Asociación Civil Barriletes (Courreges 189) se formó un grupo de seis “mediadores de lectura” que actualmente interactúan con pequeños de dos escuelas primarias (César Blas Pérez Colman, dentro de la Escuela Hogar; y Gaspar Benavento), además de trabajar territorialmente en el barrio Paraná V. Kevin Jones, coordinador de la biblioteca, cuenta que este año decidieron explorar en la poesía, y que para muchos niños los talleres son su primer contacto con los libros. “Las reacciones de los chicos ante los poemas son siempre muy particulares, sorprendentes”, afirma el estudiante de Letras de la UNL. “Para nosotros, llamarnos mediadores de lectura es un posicionamiento político respecto a lo que hacemos: nos obliga siempre a tratar de pensar la lectura desde una situación no pedagógica ni moralizante, donde realmente el eje sea estar sosteniendo el encuentro entre un chico y un texto”, explica. 


El concepto de “mediación” es tomado de la antropóloga francesa Michéle Petit, quien investigó a jóvenes lectores de comunidades rurales y de los suburbios de París. Fue ella quien dio cuenta de la figura particular del mediador, al que detectó en todas las entrevistas realizadas con esos jóvenes como referencia a aquella persona que acercaba los textos, física y simbólicamente. “Cuando nos encontramos con el pensamiento de Petit, y estando de por medio la biblioteca de Barri, es que decidimos comenzar con un equipo de mediación de lectura específicamente. Empezamos una serie de tallares en Barriletes y eso fue creciendo. Así nos contactamos con escuelas públicas y se armó un trabajo más institucional”, narra Kevin, quien diferencia el concepto “mediación” del de “promoción” de lectura, ya que éste habla de un objeto -el libro-, mientras que la mediación parte del sujeto. “Somos lectores, eso es lo primordial: tenemos un saber de la experiencia de la literatura, que es intransferible, que sólo puede tener otra persona leyendo. No podemos dar ese saber pero sí acompañar ese momento, porque conocemos lo que está ocurriendo ahí”, detalla. “Varias de las cosas que hacemos con los chicos, leer y escribir junto a ellos por ejemplo, tienen mucho que ver con lo que sucede en un taller literario para niños. Creo que la diferencia está en que nosotros consideramos que un taller de mediación acerca textos a ese sitio de frontera, para que se ensanche, y lo hacemos porque creemos que todos tienen derecho a la poesía, que es distinto a considerar que concebimos el taller para que los niños sean escritores. No explotamos una capacidad artística particular o excepcional del chico, trabajamos con algo que todas las personas tenemos, que son los espacios poéticos. Lo que intentamos es que el chico reconozca esos lugares de su propia vida y pueda trabajar con eso, porque creemos que la poesía es una de las cosas de las que las personas no podemos prescindir”, expone Kevin. Lo fundamental de la decisión del trabajo institucional, rescata el mediador, es que lo realiza todo el curso, convirtiendo a la escuela en “la gran ocasión; el único lugar donde podemos llegar a pelear que todas las personas tengan acceso a la literatura”. El equipo de mediadores está compuesto por seis estudiantes universitarios de las carreras de letras, psicología y lengua y literatura de la Uader. “No existe una formación específica para esto, hay gente que viene de distintas corrientes, aunque una vez al año ofrecemos un taller que sirve también para que ingrese gente al grupo”, comenta Kevin. “Graciela Montes (autora de literatura infantil) manifiesta que en el momento en que leemos no somos del todo nosotros, pero tampoco somos del todo otros, como una frontera indómita. “Juguemos en el bosque mientras el lobo no está”, sería. La idea es que un taller de mediación de lectura no es un lugar fuera de la realidad: el lobo sigue estando presente pero nosotros lo que hacemos es jugar mientras no está, y también jugamos en el bosque, lo que quiere decir que no conocemos todo ese lugar. Cuando le damos un poema a un niño y no se lo explicamos hay algo de eso, de que puedan surgir otras cosas de ahí, y tratamos de respetarlo porque la idea es que la lectura es una experiencia individual y nosotros no nos podemos meter en el camino lector de un chico”. El objetivo es crear las condiciones para que un niño pueda tener tiempo y espacio de leer un poema, y eso ocurre en el mismo taller. “Lo espectacular sucede en ese momento, no después cuando hacemos la representación teatral del poema o cuando participamos con la lectura en algún acto: lo que importa es el instante preciso en el que el chico está teniendo acceso a la poesía. Ser y estar en la poesía, eso es el taller, esa es la intervención, tanto en una escuela como en un barrio”, sintetiza Kevin. 

CAMINANTES

La Biblioteca Popular Caminantes (Gobernador Antelo 1345) es otro de los espacios que cuenta con un equipo de “promotores de lectura”, creado hace cinco años, compuesto por unas siete personas. La actividad principal la articulan con las escuelas de la zona del barrio Los Gobernadores (Gregorio Las Heras, y Félix Garcilaso), con la Comisión Vecinal, con el Centro de Salud, con la comunidad en general y en la misma biblioteca o en la plaza de enfrente. “Trabajamos con la lectura, pero pensando no sólo en la lectura de un libro, sino en el proceso de interpretación del mundo”, aclara Silvina Suárez, una de sus integrantes. “Toda persona que accede a un bien cultural se va a parar de aquí en adelante desde otro lugar. Esto es un proceso, no es que al otro día el chico se levanta y sabe más porque tuvo contacto con un libro, pero sí va a ir construyendo su mundo con esas nuevas letras y experiencias que lo van constituyendo como un posible lector, aunque esa lectura a la que apuntamos es más amplia que la del libro: es leer el mundo, al que está al lado suyo, lo que le pasa. Si podés ver las situaciones, vas a poder hacer algo para cambiarlas”, revela Silvina. “Nuestro elemento básico es el libro, y apuntamos a esa fuente permanente para entrar por la ventanita de la literatura a mundos distintos. Además, los libros que usamos no son los más habituales del mercado, trabajamos fundamentalmente con autores argentinos y latinoamericanos, y también con composición de imágenes, músicas y poesías”, agrega. La mayoría de los promotores de este grupo son docentes. Se juntan los sábados en la Caminantes para delinear acciones, y es frecuente que se crucen con el material de lectura a la Plaza Alemania, para realizar pequeñas intervenciones con los gurises que juegan allí. “Somos muy cuidadosos también de la estética, de la conformación del libro que escogemos, del soporte como un objeto con un valor cultural muy fuerte. Lo transmitimos así, jugamos con los libros, nos divertimos, hacemos muchas cosas para que los chicos no piensen que es un objeto para sentarse y leer únicamente. Jamás les decimos “vengan a leer”, hay un abanico de posibilidades, que incluyen la lectura y ese fabuloso mundo de la literatura”, aclara Silvina, que define sus acciones como “una forma de convidar lecturas”. 

La noche de los pijamas 

La noche de los pijamas en la Biblioteca Popular se realiza desde el 2010, una vez al año. La edición de noviembre pasado contó con la visita de 3 mil personas, según señaló Iván Brizuela, el presidente de la institución. “La principal motivación es mostrar a la biblioteca como un recurso que tienen los adultos para cumplir con su rol social de acercar a los más chiquitos a la literatura. La idea de esta actividad puntual es que sea un momento de recreación en el que los chicos tengan una experiencia divertida en relación con la biblioteca y los libros, y que los adultos retomen esta inquietud”, explica Brizuela. Esa noche no hay únicamente libros sino también narraciones, música en vivo, actividades de expresión plástica, teatro, títeres… la biblioteca se transforma en una gran kermese cultural, y la única condición es que grandes y chicos vayan de pijama. “Está dirigida a los niños, pero tiene un fuerte componente de incentivación hacia los adultos, para que ayuden a los chicos a acercarse a este tipo de experiencias. Después de esta noche de promoción, siempre se arriman papás o abuelos con los nenes para asociarse. Los sábados a la mañana antes había muy poquita gente, y hoy pueden verse muchos chicos que concurren con sus padres o abuelos a sacar libros. Ahora, además, hay una mesa y un estante especial, mucho más accesibles para chicos”, comenta el director de la principal biblioteca pública de la provincia. 

Palabras multiformes para emprender vuelos coloridos 




María Eugenia Puigarnau lleva adelante un taller de iniciación literaria, que actualmente funciona en el Casal de Catalunya (Nogoyá 123) los días miércoles, y está destinado a la población infantil a partir de los 5 años. Lo define como “Espacio de promoción de la literatura infantil y animación a la escritura a través de actividades lúdicas”. El modo de trabajo es interdisciplinario: música, artes visuales, narraciones orales, teatro de títeres y proyección de cortos. “Mediante divertidos juegos que se ensamblan con los textos tenemos una noción de los diferentes géneros literarios. Por ejemplo: recreamos una obra de títeres con personajes realizados con materiales reciclables; creamos diferentes instrumentos que servirán para sonorizar cuentos, poesías y canciones; o realizamos cuentos a partir de la técnica de animación stop motion”, dice la profesora de Lengua y Literatura de la Uader. Una vez al mes hay picnic de lecturas, proyecciones de cortos o encuentros con narradores. Si bien Eugenia coordina, cuenta con la colaboración de Valentina Rodríguez, estudiante de música; y Alejandra Villa, docente del nivel inicial. “La formación de lectores va más allá de alfabetizar según lo entiende la escuela. Más bien se relaciona con el hecho de sembrar la inquietud por investigar y encontrar el texto que motive. Para eso, quien forma debe estar convencido que ha realizado la mejor selección de textos para transmitirlos; aunque a veces suelen ser los textos los que nos encuentran a nosotros. Hay que intentar formar lectores que no solo sepan leer, sino que sientan esa necesidad de hacerlo, por eso es importante transmitir la motivación”, opina Puigarnau, quien además coordina los Talleres Literarios para niños de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Paraná.

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